El poeta colombiano critica la postura de superioridad en ámbitos urbanos sobre las expresiones que, dice, vienen de la historia.
Quienes habitan en las ciudades, explicó Horacio Benavides, que vivió la niñez en ámbitos rurales, siempre se creen superiores al campesino, lo cual demuestra la ignorancia respecto de la tradición y la negación de una “cultura alta”.
El poeta nació en Bolívar, departamento (estado o provincia) del Cauca, en el suroeste andino del país. Eso significa, explicó, que nació “en el camino indígena, incaico, que aún se conserva: viene de Perú y Ecuador y sube por Nariño, pasa por el Cauca y llega a Huila. Por ahí entraron los españoles, con Belalcázar y su gente, que llegaron con un español arcaico, que se quedó acá”.
Sobre la palabra “haiga”, que se usa en esa región, así como en muchas otros países de habla hispana –llega incluso hasta Argentina-, Benavides expresó que en las ciudades “dicen que está mal dicha”, pero “viene de ese pasado”.
En el Cauca, continuó, “nosotros hablábamos quechua y otras lenguas indígenas, con una cantidad de palabras que seguimos utilizando gracias a las vertientes indígenas y europeas”.
Benavides cuenta con una obra poética que retrata la vida de esa región, que refiere a los hechos en el campo, a los animales y, en suma, a la relación con la tierra.
Nació en 1949 y en su juventud estudió en el Instituto Departamental de Bellas Artes, aunque no pudo completar la carrera porque fue expulsado a raíz de su participación en protestas estudiantiles.
Algunos de los títulos publicados son “Orígenes”, de 1979; “Las cosas perdidas”, 1986; “Agua de la orilla”, 1989; “Sombra de agua”, 1994; y “La aldea desvelada”, 1998. Años después fue cofundador de la revista de poesía “Deriva”. En 2001 obtuvo el Premio Nacional de Poesía del Instituto Distrital de Cultura de Bogotá con “Sin razón florecer” y, en 2005, el Premio Nacional de Poesía Eduardo Cote Lamus. En 2008, la Universidad Nacional de Colombia publicó una antología titulada “De una montaña a otra”.
Radicado en la ciudad de Cali, declaró a El Colombiano que está abocado a la lectura de poesía nórdica, a la que atribuyó “una hondura rara”.
“No sé qué hace que en esos países tengan una poesía tan concentrada; tal vez sea por los largos inviernos, por esa sensación como de muerte que debe traer un invierno en el norte”, expresó.
Durante el diálogo fue consultado sobre su experiencia durante las protestas sociales y políticas verificadas en Colombia en 2021, cuando numerosos sectores del país salieron a las calles por las políticas de ajuste económico del gobierno de entonces, a cargo del presidente ultraderechista Iván Duque, cuyo régimen reaccionó con acciones represivas indiscriminadas.
Benavides explicó que se sorprendió con lo sucedido en Cali, porque lo concebía como “un lugar de clima caliente que llamaba a no pensar, a dejar pasar las cosas, como si el calor nos adormeciera un poco. Eso me distanciaba de la ciudad, de alguna manera tenía un prejuicio. Y entonces aparecen estas manifestaciones tan grandes, en las que los jóvenes viven el lenguaje y la imagen de una forma particular”.
Mencionó “las arengas que lanzaban los jóvenes”, que fueron “muy creativas”, y “una de las cosas que me llamó más la atención, sobre todo en las primeras manifestaciones que se hicieron antes del 2021, fue que muchos de esos grupos eran de mujeres, creando canciones y arengas. Y participaban no solamente los estudiantes, como ocurrió a finales de los 60 y 70, que eran marchas fundamentalmente estudiantiles. Acá participó una cantidad muy amplia. Se escuchaban cosas creativas, aparecían grupos danzando, estaba el arte unido a la protesta, y el lenguaje vivo creciendo”.
“Entonces, dije: esta ciudad no la conocía. Aquí, donde parecía que no había nada, que la gente estaba adormilada, realmente se estaba produciendo un fenómeno de creatividad que me parecía admirable”, explicó.
La entrevista completa, que se refiere a otros aspectos de su obra, como los poemas sobre la violencia, está disponible en este enlace: https://www.elcolombiano.com/cultura/entrevista-a-horacio-benavides-PG20157668