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  • URUGUAY / Vencer a las sombras

    CIRCE MAIA

    I

    Por detrás de mi voz
    -escucha, escucha-
    otra voz canta.

    Viene de atrás, de lejos
    viene de sepultadas
    bocas, y canta.

    Dicen que no están muertas
    -escúchalos, escucha-
    mientras se alza
    la voz que los recuerda
    y canta.

    Dicen que ahora vienen
    en tu mirada
    -sosténlos con tus ojos
    con tus palabras
    sosténlos con tu vida
    que no se pierdan
    que no se caigan

    No son sólo memoria
    son vida abierta
    contínua y ancha

    Son camino que empieza
    y que nos llama

    Cantan conmigo
    conmigo cantan.

    (Montevideo, 1932)

    ALFREDO GRAVINA

    Exilio

    El exilio
    es un taller de brumas.
    Te muele
    los rubíes del alma,
    te absorbe sus rocíos
    para moldear adioses
    como alas sin cuerpo.

    Yo me amotino.
    No quemo mis pañuelos
    sino mis propias manos
    para que no se agiten
    en coágulos volantes.
    No les diré jamás
    adiós a los profundos
    montajes de mi vida,
    al vuelo capital.
    ¿Qué soy si no
    cuando mi patria espera?

    (Tacuarembó, 1913 – Montevideo, 1995).

    WASHINGTON BENAVIDES

    La pequeña foto

    El hombre estaba preso.
    Caminaba arrastrando los pies
    pues se le habían
    quitado los cordones
    a sus zapatos.
    En aquel sótano o garaje
    desmantelado
    nacía el frío.
    El hombre estaba hambriento
    pero más que hambriento
    estaba desolado.
    Con nerviosa mano volvía
    y revolvía los bolsillos
    de su gabán. De pronto
    halló en sus dedos
    la pequeña foto.
    Su mujer, su hijo
    le sonreían. Y un rayito
    de firme materia en libertad
    pasó lo oscuro
    y allí quedó
    cintilando.

    Muchacho asesinado

    No mires con desolación su cuarto.
    Aquí vivió, sobrevivió,
    combatió muchos ángeles,
    demasiados demonios.
    Una fotografía de Bob Dylan
    donde parece estar cantando
    “Los tiempos están cambiando”
    y sin embargo lo que entona
    nasalmente agónico es:
    “Está bien, Ma, sólo estoy
    sangrando…”
    Pero no mires con desolación su cuarto.
    Aquí alzó o quiso alzar su mundo,
    un mundo compartido, restallante
    de luz, lleno de niños y adolescentes
    dispuestos al amor y la ternura.
    No le culpes, si pudo más Sor Anfetamina.
    Mejor, pregúntate si hiciste lo posible
    (dentro de una teoría de lo probable)
    si hiciste lo posible para que fuese cierto
    su sueño; si dejaste una sola gota de sudor
    luchando por su causa. Porque si amor
    no es causa justa, apaga y vámonos deprisa.
    No mires con desolación su cuarto.
    Sus múltiples rosarios, no todos en el aire
    de la santidad. Por ahí andaban divinidades
    de oceanía, vírgenes africanas y gallinas
    de guinea. Pero eran su sustento.
    Porque si solamente llegaste a su exterior,
    a sugerir peluquerías y ropas
    adecuadas (adecuadas desde tus versiones
    de lo adecuado); si solamente
    sonreíste ante su baobab
    capilar
    sin comprendere la majestuosidad de su noche;
    si solamente aprendiste de toda su facha
    una fantasía de muchacho, un préstamo
    del imperio, creo que todavía no has despertado,
    y el paquidermo de tus sueños te transporta
    hacia zonas erógenas
    burguesas duermevelas.
    Si lo mataron (si él buscó su muerte) no te limpia
    decirte: otros lo mataron. Y yo rechazo el crimen.
    Porque también fue parte de ese crimen
    / no comprender
    o tratar de comprender lo que quería ese joven.
    No era treparse rápido a un consorcio
    no era lograr ser accionista de refrescos
    de aceros o de plásticos o de misiles.
    Y si Guevara ocupó su santoral
    no era cuestión de moda, aunque la moda interviniera.
    Porque si amor no es causa justa,
    apaga y vámonos deprisa.
    Pero no mires con desolación mi cuarto.

    (Tacuarembó, 1930 – Montevideo, 2017).

    LÍBER FALCO

    Artigas – Rumbo a la Junta

    Galopa Artigas.
    Atraviesa ríos, esteros, galopa por la pampa.
    Ahí va.
    Mirad como la tierra misma de América
    Alza un brote suyo hacia los vientos.
    Mirad como los verdes bosques
    Alzan su torzo verde.
    Tocados por el amor del hombre
    Se levantan y andan junto a un hombre.

    Gloria y tristeza

    Ya más allá de Las Piedras, Montevideo aparece.
    Triste patria prisionera bajo su propia bandera.
    De este lado están sus hijos,
    De aquel la rodea un río
    De ácida y alba espuma; de sosegada grandeza.
    En el medio, el enemigo.
    Artigas espera y sufre. Artigas espera y sueña.

    (Montevideo, 1906 – Ib. 1955).

    FELIPE NOVOA

    Poeta asesinado

    Presiento tu gesto inmóvil
    vencedor de la sombra

    Bajo la gleba
    bajo las hierbas de minúsculas voces
    tu corazón

    Entre raíces
    entre gusanos de subterránea vida
    tu corazón

    Tu ardiente corazón enamorado

    Paloma
    dueña del aire
    bajo la pobre tierra, pisoteada
    Muerta

    Te mataron los que temen las palomas
    Los que odian la luz, el viento
    y las tardes de amor en las esquinas

    Paloma muerta

    Entre gusanos
    tu corazón

    Tu ardiente corazón enamorado

    (Buenos Aires, 1909 – Montevideo, 1989).

Declarada de interés cultural (2014)

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