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  • Las presencias fieles

    JORGE LUIS BORGES

    A un gato

    No son más silenciosos los espejos
    ni más furtiva el alba aventurera;
    eres, bajo la luna, esa pantera
    que nos es dado divisar de lejos.
    Por obra indescifrable de un decreto
    divino, te buscamos vanamente;
    más remoto que el Ganges y el poniente,
    tuya es la soledad, tuyo el secreto.
    Tu lomo condesciende a la morosa
    caricia de mi mano. Has admitido,
    desde esa eternidad que ya es olvido,
    el amor de la mano recelosa.
    En otro tiempo estás. Eres el dueño
    de un ámbito cerrado como un sueño.

    Al coyote

    Durante siglos la infinita arena
    de los muchos desiertos ha sufrido
    tus pasos numerosos y tu aullido
    de gris chacal o de insaciada hiena.
    ¿Durante siglos? Miento. Esa furtiva
    substancia, el tiempo, no te alcanza, lobo;
    tuyo es el puro ser, tuyo el arrobo,
    nuestra, la torpe vida sucesiva.
    Fuiste un ladrido casi imaginario
    en el confín de arena de Arizona
    donde todo es confín, donde se encona
    tu perdido ladrido solitario.
    Símbolo de una noche que fue mía,
    sea tu vago espejo esta elegía.

    (Buenos Aires, 1899-Ginebra, 1986. De “Obra poética”, Editorial Sudamericana, 2011, Buenos Aires).

    EMILY DICKINSON

    5

    Tengo un pájaro en primavera
    que canta para mí
    primaverales reclamos.
    Y cuando se acerca el verano
    y la rosa está aquí,
    el pájaro se ha marchado.

    Mas no siento desconsuelo
    pues sé que mi pájaro,
    aunque lejos,
    aprende del otro lado del mar
    para mí nuevas melodías,
    y volverá.

    Raudas en mano más segura
    asida en una tierra más genuina,
    son mías.
    Y aunque ahora se van,
    digo a mi corazón que vacila,
    son tuyas.

    En un brillo más sereno,
    en una luz más dorada
    veo
    cada pequeña duda, cada miedo,
    cada discordia terrenal
    terminada.

    Por eso no sentiré desconsuelo
    sabiendo que mi pájaro,
    aunque lejos,
    desde un árbol distante
    melodías brillantes
    para mi traerá.

    (Amherst, Massachusetts, 1830-Ib. 1886). De “Poesía Norteamericana”, en la colección “Los grandes poetas” del Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1990. Traducción de Mirta Rosenberg).

    MIGUEL ÁNGEL ZAPATA

    Mi perro tiene alma

    Para Christian, en sus ocho años

    Mi perro tiene alma,
    por eso lo enloquece el geranio púrpura del jardín.

    Su único pecado es tratar de atrapar los pájaros
    que vienen a beber agua de la fuente de nuestro patio.

    Le gusta oír a Mozart cuando llueve,
    y suele bailar sobre un puñado de arena cuando hace sol.

    Él modifica el desierto con sus pequeñas patas
    y conoce como nadie el otro lado del jardín.

    No tiene memoria, por eso es feliz.

    (Piura, Perú, 1955. De “Hoy dejó de ser invierno por un día”, el suri porfiado, Buenos Aires, 2017).

    SIGIFREDO ÁLVAREZ CONESA

    Muerde qué sino al vacío. Versión V

    El perro escarba donde el fuego
    consume al árbol.
    Ahí se echa, en el recinto tiznado del olvido.
    Entre espinas calcinadas del hogar de la sombra,
    el perro se refleja en el ojo anochecido del buey,
    buscando donde mitigar el sueño,
    donde saciar la sed.
    La áspera corteza del oscuro tronco,
    parece rumiar en la otra sombra que lo abraza.
    Anudada en las ramas la luz glauca,
    en las dispares astas cuelga la noche,
    paño de espera sobre el perro.
    Despertará el animal en el jardín desconocido
    para volver tras la huella retadora
    de su ansia de vereda. Nadie lo advierte,
    es una mancha de polvo, dejando atrás al calcinado
    paisaje, y a la res, indiferente por su destino
    de animal prófugo de sí.

    (Regla, Cuba, 1938-Boca Ciega, 2004. De “Las palabras son islas. Panorama de la poesía cubana. Siglo XX”, Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1999).

    LEÓN FELIPE

    Palomas

    Las palomas de la plaza de San Marcos
    que el municipio de Venecia cebaba para los turistas
    se han muerto todas de repente…
    La paloma de Picasso que yo guardaba como una reliquia
    en un viejo cartapacio
    ha desaparecido…
    En el Concilio Ecuménico nadie sabe por dónde anda
    la paloma de la Anunciación…
    Y el Vaticano está consternado
    porque se halla enferma la paloma del Espíritu Santo.
    Se dice que en el mundo hay ahora
    una mortífera epidemia de palomas…
    Y el Consejo de la Paz no encuentra
    por ninguna parte una paloma.

    (Tábara, Zamora, España, 1884-Ciudad de México, 1968. De “Invitación a la poesía”, Colección Autores Hispanoamericanas, El Editor Interamericano, La Plata, Provincia de Buenos Aires, Argentina, 1987).

    JOSÉ SARAMAGO

    Los inquisidores

    El mundo está cubierto de piojos:
    No hay palmo de tierra del que no chupen,
    Ni secreto de alma que no acechen
    Ni sueño que no muerdan ni perviertan.

    En sus lomos peludos se divierten,
    Siendo amenazas, todos los colores:
    Los hay castaños, verdes, amarillos,
    Los hay negros, rojos y grisáceos.

    Y todos se encarnizan, comen todos,
    Acordes y voraces en su intento
    De dejar, como restos de banquete,
    En el erial terrestre huesos mondos.

    (Azinhaga, Portugal, 1922-Tías, Las Palmas, España, 2010. De “Poesía completa”, Alfaguara, Buenos Aires, 2005, con traducción de Ángel Campos Pámpano).

    OLGA OROZCO

    III

    Quiero pensar que no eras la cría repudiada,
    hija de gato errante y de gata cautiva
    -la pareja precaria, victoriosa en la ley de un solo
    / acoplamiento
    y sumisa al decreto de algún Malthus tardío que
    / impera en el desván-.
    Puedo creer que no eras trofeo ni residuo
    arrojado al azar desde lo alto de la roca,
    ni yo la tejedora que detiene con redes milagrosas
    / el vuelo o la caída.
    Algo más que piedad, que providencia y desatino
    erigió nuestra carpa invulnerable entre las carcomidas
    / fundaciones.
    Algo que comenzamos a saber entre un plato de leche
    y huesos, sólo huesos de desapariciones, tan duros
    / de roer.

    (Toay, La Pampa, Argentina, 1920-Buenos Aires, 1999. De “Poesía completa”, Adriana Hidalgo editora, Buenos Aires, 2012).

Declarada de interés cultural (2014)

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