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  • Las lágrimas del país

    VACHEL LINDSAY

    LO QUE DIJO EL SACRISTÁN

    Nuestro polvo rodará en el viento
    dentro de algunos ciertos años,
    aunque hoy te encierren bajo plomo
    en medio de las lágrimas del país.

    Cuando esta idílica iglesia
    se convierta en el corazón de la ciudad,
    un lugar para construir gbarajes o posadas,
    ellos tirarán abajo tu lápida sepulcral.

    Tu nombre tan volátil, hace mucho caduco,
    tus huesos tan cercanos a la tierra,
    tus recios familiares fallecidos y olvidados,
    ¿Cómo podrían los humanos conocer tu valor?

    Es así que leemos en las runas de la luna
    el epitafio del Hombre, escrito en su fondo.
    Dice que el mundo es una inmensa tumba
    para nombres que no importan en absoluto.

    Le dice a la gente que viva en paz,
    y aún añaden, que muera en paz.
    Al menos, eso me dice a mí la luna.
    La lápida del cielo.

    POR QUÉ HE VOTADO
    A LA FÓRMULA SOCIALISTA

    Yo soy injusto, pero puedo luchar por la justicia.
    Mi vida es cruel, pero puedo votar a favor de la bondad.
    Yo, carente de amor, digo que la vida debe ser hermosa.
    Yo, que soy ciego, clamo en contra de mi ceguera.

    El hombre es un bruto extraño – domestica sus fantasías –
    Combate a la humanidad, para obtener dulces lujos.
    Es así que él será, aunque la ley sea clara como el cristal,
    aunque los hombres planean vivir en armonía.

    Ven, votemos en contra de nuestra naturaleza humana,
    clamemos a Dios en todos los lugares de votación
    para que sane nuestro eterno pecado
    y nos haga sabios con caras transfiguradas.

    (Springfield, 1879-Ib. 1931).

    Traducción de Miguel Grinberg.

    LOUIS SIMPSON

    EL FINAL DE LA CARRETERA ABIERTA

    Cuando ganaron la guerra
    y por primera vez en la historia
    los norteamericanos fueron el pueblo
    más importante.
    Cuando sus principales ciudadanos dejaron
    de vivir en mangas de camisa,
    y sus esposas no se rascaron más en público;
    precisamente cuando dejaron de decir “¡Por Dios!”
    Cuando sus hijas parecieron tan sensibles
    como la punta del pararrayos.
    Y sus hijos eran tan esbeltos como un motor en V-8
    Los sacerdotes, al examinar las entrañas de los pájaros,
    encontraron el corazón mal situado y semillas
    tan negras como la muerte,
    exhalando un extraño olor.

    (Kingston, 1923-Nueva York, 2012).

    (Versión de I. Delgado).

    RAY DUREM

    PREMIO:
    UN RELOJ DE ORO PARA EL HOMBRE DEL FBI
    QUE ME HA PERSEGUIDO DURANTE 25 AÑOS

    Bueno, viejo espía
    parece que
    te he llevado por algunos lindos callejones sin salida,
    te llevé en varios viajes a México,
    de pesca a las altas Sierras,
    y a escuchar jazz en la Filarmónica.
    Me has espiado toda tu vida,
    y he vestido a tu esposa,
    puse a tus dos hijos en el colegio.
    ¿Y qué de bueno has hecho?
    ¿Me has visto alguna vez comprando un Asesor
    Presidencial?
    ¿O cerrando una escuela?
    ¿O prestándole dinero a Somoza?
    Compré un poco de whisky a deshora en Los Ángeles
    pero el jefe bien tuvo su paga.
    Yo no maté coreanos ni muchachos
    de catorce años en Mississippi,
    tampoco bombardeé Guatemala
    ni presté armas para disparar a los argelinos.
    Admito que llevé una niña negra
    a un baño blanco en Texas,
    pero ella era mi hija de sólo tres años,
    y tenía que orinar,
    y yo no sabía qué hacer,
    ¿tú sabrías?
    Como ves, yo soy de piel más clara,
    y no parece bien
    que vaya a un baño para gente de color,
    pero mi hija es oscura, y no la ven con buenos
    ojos en Texas,
    ¡y yo no sé cómo ir al baño en el mundo libre!
    Ahora, viejo hombre del FBI,
    que has hecho todo lo mejor que has podido,
    que me hisiste perder unos cuantos puestos de trabajo,
    atemorizaste a algunos dueños de casa,
    y me hiciste luchar por ese pan,
    pero no estoy muerto,
    y antes de que todo concluya,
    quizás ya te esté siguiendo a ti.

    (Seattle, 1915-ib. 1963).

    (Versión de Eduardo Dalter y Nidia Santa Cruz)

    (El poema se refiere a la vigilancia a la que el poeta fue sometido por el FBI a partir de 1940, reflejado en un legajo de 312 páginas).

    GEORGIA DOUGLAS

    VIEJOS HOMBRES NEGROS

    Ellos tuvieron sueños como los hombres jóvenes,
    de gloria, amor y poder,
    Ellos tuvieron esperanzas como la juventud tiene
    de la vida, en el día pleno.

    Ellos han visto como otros vieron
    sus burbujas estallar en el aire,
    Y ellos han aprendido a vivir postergados
    como si eso no les importara.

    (Atlanta, 1880-Washington, 1966)

    (Versión de Eduardo Dalter y Nidia Santa Cruz)

Declarada de interés cultural (2014)

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