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  • Javier Rodríguez Marcos (España) / Animales salvajes

    Insomne

    La noche tiene sus propias leyes,
    manda señales que no sé descifrar.
    Dice: desaparece.
    Dice: despierta.
    Dice: qué desastre de vida.
    La noche tiene sus propias fieras,
    hormigas, ratas, perros salvajes. Dice:
    ataca, muerte, sangre, veneno.
    Dice: vete al diablo.
    La noche tiene sus propios bosques:
    plantas carnívoras, espinas, zarzas,
    helechos, musgo. La noche tiene
    su propia lengua de corcho y sangre,
    sus propios desvíos.
    El día tiene su propia ceguera.
    ¿Tienes idea de lo que significa ?
    La noche tiene
    sus propias leyes.
    La noche dicta
    cadena perpetua.

    Teoría de la evolución

    Tiene suerte mi mano.
    Cinco millones de años
    de evolución
    para llegar a un hueco
    perfecto para una manzana.
    No necesito más:
    Saber que tú respiras,
    que el mundo cabe entre estos cinco dedos,
    que, entero y tembloroso,
    yo quepo entre los tuyos.

    Zoología

    La palabras son
    animales salvajes.
    Nacen y crecen
    y se reproducen, mueren
    de agotamiento. Siempre
    lo tiñen todo
    con sus colores pardos,
    con su mascar nervioso
    (no fieras libres, ratas
    de matadero). Tienen
    tórax y abdomen, dice
    la gramática.
    De sangre fría, son
    blandas por fuera y
    duras por dentro. Aunque
    siempre al acecho, atacan
    tan sólo si se las ataca.
    Y al olor de la sangre.
    Las palabras heridas
    son las más peligrosas.
    Las palabras heridas
    son capaces de hacer
    todavía mucho daño.

    Es así la belleza

    se mide por milímetros.
    Igual que el hielo quiere

    ser sólo agua corriente,
    la belleza se mide por milésimas
    de segundo, por micras.
    No por eternidades.
    No en toneladas, grandes
    cumbres, espacios
    que sobrecogen. Siempre
    se resuelve en la foto
    finish, no en lo sublime. Nunca.
    Al final la hermosura
    se decide por poca diferencia.
    Cero a cero. No hay mucho
    que añadir. ¿Quién no ha visto
    la luna, despistada,
    sobre los edificios,
    sobre la niebla tóxica,
    rompiendo el cielo sucio
    un lunes a las diez
    de la mañana?

    Conocimiento del reino submarino

    Ahora sólo soy huesos. Los peces me conocen
    y atraviesan confiados las cuencas de mis ojos.
    Se han disuelto mis manos en la sal y mis piernas
    crecen entre raíces en las rocas y el fango.
    Recuerdo vagamente mi vida y sueño a veces
    que hay plantas abisales coronando mi cráneo.
    Por la noche mis huesos están tristes y echan
    de menos el sonido de un corazón latiendo
    y el pulso de la carne
    que sirvió de alimento a la fauna marina.
    Es la vuelta al origen. Me resigno y me digo
    que ya andarán mis ojos entre perlas y estrellas,
    como siempre quisieron cuando sólo eran ojos,
    ni claros ni serenos, de un hombre en un naufragio.

    Mentiroso

    Una verdad se cose
    con cientos de mentiras.
    ¿Por ejemplo? Te quiero .
    Dime si puedes, con qué valor podrías
    callarte ahora (más tarde, más temprano)
    en qué idioma (destruye
    la sintaxis, cambia el desorden lógico
    de la frase), dime si puedes, qué
    verdad se diluye, se cose, se descose
    detrás de esta mentira.

    Culpable

    Enganchado a la culpa, muy fácil
    de decir. Cincuenta años de judeocristianismo,
    dos mil años, doscientos mil,
    o dos, lo mismo da. Busca un chivo expiatorio
    para nombrar tu cobardía.
    Atrévete.
    Lo pienso, por qué no, quizás, podría ser,
    dijiste ayer:
    mañana.

    (Nació en Nuñomoral, Cáceres, en 1970. Publicó “Naufragios”, “Mientras arden”, “Frágil” y “Vida secreta”. Es filólogo y también publicó libros de viajes. Asimismo, se desempeña como crítico literario).