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  • Josefina Plá (Paraguay) / Pelando la palabra esperanza

    Déjame ser

    Deja llevarme mi última aventura.
    Déjame ser mi propio testimonio,
    y dar fe de mi propia
    desmemoria.
    Déjame diseñar mi último rostro,
    apretar en mi oído los pasos de la lluvia
    borrándome el adiós definitivo.

    Déjame naufragar asida
    a un paisaje, una nube,
    al vuelo humilde de un gorrión,
    a un brote renaciente,
    o siquiera al relámpago
    que abra en dos mi último cielo.

    Sujétame los brazos.
    engrilla mis tobillos,
    empareda mis párpados.
    Pero tatuada una flor en la pupila,
    crucificada un alba debajo de la frente,
    acurrucado un beso en la raíz de la lengua,
    déjame ser mi propio testimonio.

    Tan sólo

    …Tan sólo una mirada,
    una pupila sólo para todas las cosas.
    Para la aurora y el ocaso,
    para el amor y el odio,
    para el amante y el verdugo,
    la paloma y la víbora,
    la estrella y la luciérnaga.

    Solamente unas manos
    para el cáliz y el látigo,
    para la rosa y para el cacto.
    Solamente unas manos
    para la arena y el rocío,
    para mecer la cuna,
    y acariciar la sien del esperado,
    y abrir el último agujero.

    Una boca tan sólo
    para el beso y el grito
    y para la oración y la blasfemia.
    Para el suspiro y la mentira,
    para el perdón
    y la condena.

    Y tan sólo una sangre
    para escuchar el tiempo,
    para regar los sueños,
    para comprar la herida y la agonía,
    y destilar las lágrimas.

    Ah, tan sólo una sangre
    una boca, unas manos,
    una mirada solo.

    Libre

    Libre para nacer sin elegir el día
    libre para besar sin saber el porqué esta boca y no otra
    libre para engendrar y concebir lo que ha de traicionarte
    libre para pedir lo que después te será inútil
    libre para buscar lo que mañana ya no tendrá significado
    libre para morir sin elegir el día
    libre para pudrirte sin escoger el sitio
    libre para volver al polvo sin memoria
    libre para seguir el rumbo de la raíz pequeña
    libre para mirar al sol que no te mira

    Libre para nacer sin elegir el día

    Pelando la palabra

    Pelando la palabra esperanza le encontré pulpa de manzana
    y carozo de piedra.

    Pelando la palabra amor le hallé piel de durazno
    y carne de ceniza.

    Pelando la palabra verdad, llenó mis manos
    y al llegar a mi boca, no existía.

    El amor realizado

    El amor realizado es un sorbo de muerte
    que nos pasa los labios, que se filtra en las venas.
    El alma que nos cambia es más ancha y vacía:
    más triste y más sedienta, la boca que nos deja.

    Dentro del corazón, alárgase una sombra
    cada vez que los labios su antiguo vaso llenan.
    El amor realizado aguza en nuestros ojos
    del imposible anhelo la trémula saeta,
    y es paso que prolonga, en cruel hechizo mágico,
    ante la planta laxa la cansadora meta…

    Amor: perfecto guía para ir al encuentro
    del dolor apostado al fin de cada senda…

    Trópico

    Amargas lunas mates de estero hechizan, muertas,
    noches de frutos altos y de tácitos vuelos.
    Ríos de cocodrilos y de tortugas lentas
    descaman las estrellas de un calcinado cielo.

    En urgencia arterial, por roja tierra tibia
    discurre el agua madre de las inundaciones,
    mientras corolas túrgidas como sexos encienden
    la lámpara votiva de las insolaciones.

    Carnívoros estambres, piedras que encierran astros;
    troncos que se hacen nudo mortal bajo agua quieta;
    peces de aguda voz, aves de mudos rastros.

    La Cruz del Sur, guardiana de sus misterios, arde,
    cual cifrando en su acorde de siderales neones
    la música del mundo en su primera tarde.

    Cómo

    Ay, cómo abrirte este dolor de llaves,
    en soledad de pulso amurallado.
    Lo que ya se llevaron, cómo darte,
    sueño, renunciación, ausencia, olvido.

    Cómo franquear a tu claror las puertas
    tras las cuales murió crucificado
    cada latido virgen de tu nombre,
    desposado no obstante de tu imagen.

    Cómo agotar la senda de la ausencia,
    el rumbo del viaje jamás hecho,
    las jornadas cautivas del suspiro.

    Ay, cómo en ascua recobrar ceniza,
    y de la piedra absorta hacer el nardo
    que se encienda a la orilla de tu sangre…

    Nació en la Isla de Lobos, en las Canarias, en 1903, En 1924 conoció al artista paraguayo Andrés Campos Cervera, con quien se casó en Asunción, dos años después. Adoptó la nacionalidad paraguaya y aportó al país una gestión cultural intensa, comenzando por la difusión de poetas de la Generación del 27. Publicó más de cuarenta obras, contando poesía, teatro y ensayo. Fue también pintora y ceramista, y ejerció la docencia. La dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989) la sancionó por su pensamiento progresista, privándola de las cátedras a su cargo. Murió en Asunción, en 1989.

Declarada de interés cultural (2014)

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