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  • Vicent Andrés Estellés (España) / El sol corre como un niño

    Asumirás la voz de un pueblo

    Asumirás la voz de un pueblo
    y será la voz de tu pueblo
    y serás, para siempre, pueblo,
    y sufrirás y esperarás,
    e irás siempre entre el polvo, te
    seguirá una polvareda.

    Y tendrás hambre y tendrás sed,
    no podrás escribir los poemas
    y callarás toda la noche
    mientras duermen tus gentes,
    y tú sólo estarás despierto,
    y tú estarás despierto por todos.

    No te han parido para dormir:
    te parieron para velar
    en la larga noche de tu pueblo.
    Tú serás la palabra viva,
    la palabra viva y amarga.

    Ya no existirán las palabras
    sino el hombre asumiendo la pena
    de su pueblo, y es un silencio.
    Dejarás de contar las sílabas,
    de hacerte el nudo de la corbata:
    serás un pueblo, caminando
    entre una amarga polvareda.

    Este amor

    Este amor que hace un año me tomó
    y nunca he dicho y en silencio me prospera,
    pienso a menudo que debe matarme un día.
    Pues el secreto, que celosamente guarde,
    llega más allá del sentimiento,
    y el pensamiento lo ha habitado y poblado.
    No puedo ya más, repetiría todavía;
    pero el amor no me deja nunca, cruel,
    y me encuentro a gusto debajo de su dominio,
    sabiendo, como sé, que debe matarme un día,
    muy lentamente, carcomiéndome poco a poco.
    Mi muerte, nunca espectacular,
    debe llegarme de un lento crecimiento:
    va madurando en mis entrañas,
    exactamente cómo madura el amor.

    El amigo

    Amigo del corazón, del alma, del hígado,
    yo no sé hacer relojes, yo quisiera
    ir llorando por el boulevard, la niebla,
    y preguntarle a Brassens si has comido.

    Enamorados que se palpan en el metro, patrias
    del neón, sonetos grasos,
    el vaho de col hervida, la nostalgia,
    la larga escalera de escalones de madera.

    Que estoy triste, que te recuerdo, que no puedo,
    un ahogado en el bocoy del vino,
    músicas de Vivaldi por la alfombra.

    Vuelvo a la vida miserablemente
    lleno de papeles, desistimientos, silencio,
    con calcetines de lana todos los días.

    Me pondrán

    Me pondrán entre las manos la cruz
    o aquel rosario humilde, sudado, gastado,
    de esas horas de tristeza y miedo,
    y ya ninguna amenidad. Después

    cerrará el ataúd. No quiero que me vean.
    A la hora justa quiero que en Burjassot,
    en la parroquia donde me bautizaron,
    tocaran a muerte. Me gustaría, aún,

    que alguna mujer de mi pueblo saliera
    a la calle, inquiriendo: “¿Quién ha muerto?”
    Y que le den una breve noticia:

    “Es el hijo del panadero, que hacía versos”.
    Mas cultamente aún: “El nieto mayor
    de villancico”. Ponme las gafas.

    Añoro un tiempo que no ha venido todavía

    Añoro un tiempo que no ha venido todavía
    como un pasado de acelerada lucha,
    de combativos balcones y de estandartes,
    airado de puños, pacífico de corbellas,
    nuevo de canciones, parejas satisfechas,
    el comedor abierto de par en par
    y el sol entrando hasta el último rincón.
    Me moriré, pero lo añoro ya,
    ese momento, ese ramo, ese día,
    que tiene que levantarme de la fosa
    viendo pasar la multitud contenta.

    Llenos de sol por la mañana

    Corre el sol como un niño
    por el pasillo
    Sube el sol como un amante
    sobre tu cama,
    sobre el telón desnudo.

    Canta el sol como un pájaro
    en el balcón.
    Silba el sol por la mañana
    como el trencito
    que cruza la huerta y los cañaverales

    Toda desnuda,
    desnuda y alta dentro de la cámara
    se alegraban tus pechos,
    -jilgueros, pasarelas y gorriones,
    lagartija en la pared-
    llenos de sol de buena mañana.

    (Nació en Burjasot, en 1924. Vivió la adolescencia y juventud en plena Guerra Civil, lo que marcó su obra. En 1978 obtuvo el Premio de Honor de las Letras Catalanas y luego el Premio de Honor de las Letras Valencianas. Numerosos poemas suyos fueron llevados a la música. Además, gozan de gran arraigo popular, reflejado en las “Fiestas Estellés”, celebraciones que nacieron en Valencia y se expandieron a otros lugares, y que consisten en reuniones de amigos y vecinos para leer poesía, con música y gastronomía. Estellés murió en Valencia, en 1993. En 2024, en ocasión del centenario de su nacimiento, la Generalitat Valencia se negó a declarar el “Año Estellés”, como pedían numerosas instituciones literarias. En marzo de 2025 María Lurueña, funcionaria del Ayuntamiento de Godella, Valencia, del Partido Popular, de derecha, lo calificó como “poeta del odio, la ordinariez y el catalanismo”, lo que generó repudios y advertencias sobre el avance de la intolerancia ultraconservadora en España).

Declarada de interés cultural (2014)

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