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  • Henry Alexander Gómez (Colombia) / Guitarra abandonada

    Amantes

    Ella camina por las calles malgastando su desnudez,
    luego se bebe un campo de leños
    silenciados por el fuego.
    Él se cuela en los cines de la tarde
    y llora con sus zapatos al aire.

    Un valle de campanas.

    Una mosca zumba moribunda entre papeles viejos.
    La lluvia cae sobre una guitarra abandonada en el desierto.

    El demonio dijo que nos llevaría a casa.

    Arqueología

    Enterrar una palabra,
    esconder su tumba entre las piedras.

    Desenterrarla después de muchos años,
    quitarle la tierra endurecida,
    los restos de polvo,
    el óxido,

    hasta que brille como una antigua reliquia.

    Colocarla en medio de la página en blanco
    y estudiar su antigüedad, interpretar su pasado,
    descifrar el color original,
    establecer su importante papel en la historia.

    Incluso admirar su dignidad de estrella olvidada.

    Roberto Juarroz

    He abierto la palabra amor
    y, adentro, encuentro otras palabras
    que no dejan de mirarme fijamente.
    Escojo una de ellas,
    le hago también un orificio,
    para ver más adentro en el lenguaje,
    y allí encuentro una palabra
    que se parece al corazón del mundo.

    En medio de las dos mitades del lenguaje,
    sobre la línea que separa el comienzo y el final,
    comprendo que un vocablo,
    más profundo
    que el abismo de Dios, nos sostiene.

    Todo lenguaje se contiene a sí mismo,
    como toda palabra que decimos o callamos,
    lleva adentro la soledad del hombre.

    Janis Joplin

    Inútil es viajar entre el olor de la ceniza, sepultar amapolas en las mandíbulas del ángel ciego.

    Canción de la infancia: fumar el opio de la piel y beber la última gota de un blues de la botella más oscura de un bar de Louisiana. El pulmón amordazado mientras el gramófono suena a Bessie Smith o a Billie Holiday.

    Una huella descalza la delata, la delata su sombra transparente.

    Hurga una grieta en la penumbra. Descúbrete impedida para contar la multiplicidad de nubes que rodean tus dedos.

    Es bello vigilar desnuda al sol cuando anochece: la orgía de su voz baja cóncava al interior de la tierra.

    Gallinas

    A Felipe García Quintero

    En las mañanas,
    largos instantes me revelaron
    el juego de su pluma,
    el cacareo del mundo desde
    una noble idiotez.

    Su peculiar danza
    me habló de un linaje perdido,
    la firme intención de ser viento borrado.

    Entendí, entonces, la difícil tarea
    de romper
    con las ataduras del aire,
    la música cercana de escarbar en la tierra.

    Es verdad que en las gallinas
    el día ha encontrado su eje,
    el cordón umbilical
    en el que sostiene la luz.

    Al igual que ellas, escribo la dicha
    de ser pájaro caído.

    (Nació en Bogotá, en 1982. Entre sus obras publicadas figuran “Memorial del árbol”, 2013; “Diabolus in música”, 2014; “Tratado del alba”, 2016; y “Georg Trakl en el ocaso”, 2018. Obtuvo numerosos reconocimientos, entre ellos el Premio Nacional de Poesía de la Universidad Externado de Colombia; el Nacional Casa de Poesía Silva y el internacionl José Verón Gormaz, de España. Es también cuentista).