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Hace 40 años, una conexión entre poesía y nuevas tecnologías
Se expone en Granada material que refleja una iniciativa que en 1983 llevó versos a una red entonces apenas incipiente.
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“Poesía de caracolas”: exposición de la colección de Neruda
Caracolas recolectadas por el poeta son exhibidas por la Universidad de Chile, en un total de más de mil piezas.
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“27 para el 27”: hacia el centenario del movimiento poético
La Universidad de Sevilla anunció un programa para recordar a la Generación del 27 con actividades culturales, académicas y científicas.
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La colombiana Andrea Cote gana el premio Casa de América
La institución del Estado español le otorgó este reconocimiento por su libro “Querida Beth”, sobre los desafíos de la inmigración.
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“Imaginario propio” en la poesía del chileno Thomas Harris
Recibió en su país el Premio Nacional Jorge Teillier, que organiza la Universidad de la Frontera, con sede en Temuco.
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Hay desprecio por poetas “aficionados”, dice el español Cañas
El poeta y ensayista publica una antología de poemas escritos por campesinos, trabajadores y las amas de casa de Tomelloso.
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Es un ávido misterio, pero la Luna sabe
Los poemas que siguen pertenecen a “Lengua erótica, antología poética para hacer el amor”, con selección a cargo de Juan Gustavo Cobo Borda, de Colombia, publicada por Villegas Editores, en Bogotá, 2004.
EUGENIO MONTEJO (Venezuela)
Dos cuerpos
Cuántas veces, a tientas, en la noche,
sueñan dos cuerpos fundirse en uno solo
sin saber que al final son tres o cuatro.
Ocurre siempre ante el desnudo de la carne
y su ávido misterio:
de pronto un ojo extraño se abre en las almohadas,
cruzan labios volando por la niebla,
surgen intempestivas voces
de olvidados amantes.
Los espejos protegen a esos duendes
interpuestos en los jadeos
y los susurros.
Nada delata en las alcobas
sus crueles usurpaciones sentimentales.
Solamente la luna
sabe qué manos verdaderas se acarician,
qué rostros ríen detrás de las máscaras
y quiénes envueltos en la sombra
con pasos futivos se reencuentran.
Solamente la luna que es redonda,
lenitiva y amarga.(Caracas, 1938-Valencia, 2008).
—
ROSARIO CASTELLANOS (México)
Ajedrez
Porque éramos amigos y, a ratos,
nos amábamos;
quizá para añadir otro interés
a los muchos que ya nos obligaban
decidimos jugar juegos de inteligencia.Pusimos un tablero enfrente de nosotros:
equitativo en piezas, en valores,
en posibilidad de movimientos.
Aprendimos las reglas, les juramos respeto
y empezó la partida.Henos aquí hace un siglo, sentados,
meditando encarnizadamente
cómo dar el zarpazo último que aniquile
de modo inapelable y, para siempre, al otro.(Ciudad de México, 1925-Tel Aviv, 1974).
—
ELKIN RESTREPO (Colombia)
Abrazo
Lento me deshago de tu abrazo
que en su cerco aún quiere retenerme
allí donde el amor nos dejó,
y contemplo tu dicha
-pegada aún al oleaje
que arrimó cielos y tierra-,
y me deleito en tu desnudez
salvada de un sueño de estrellas.Camino hicieron nuestras bocas,
camino mis dedos y tus dedos,
camino rasguños y salivas,
camino el hambre de nuestros sexos.¿Adónde íbamos?
A donde el amor nos llevaba.
¿Con qué afán?
Con el afán de montar y desbocar
nuestros cuerpos
y convertirlos en un despojo
de cielo luminoso(Medellín, 1972).
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ARMANDO URIBE ARCE (Chile)
Parte de mí, parte de ti
Parte de mí, parte de ti,
está en el suave contacto de las pieles
que como si fueran tigres de sexo contrario
miran al venado con idéntico ojo.Pero somos hombre y mujer y no tigres
y estamos en un lugar civilizado
donde se apagan las luces solamente de noche
y se requieren dientes de marfil en el día.Y lejos de nuestra piel
los trigres de la leyenda se quejan;
despojados de sus bellos instintos
vagan por una selva de tedio azul.(Santiago, 1933-ib. 2020).
—
JUANA DE IBARBOUROU (Uruguay)
La cita
Me he ceñido toda con un manto negro.
Estoy toda pálida, la mirada extática.
Y en los ojos tengo partida una estrella.
¡Dos triángulos rojos en mi faz hierática!Ya ves que no luzco siquiera una joya,
ni un lazo rosado, ni un ramo de dalias.
Y hasta me he quitado las hebillas ricas
de las correhuelas de mis dos sandalias.Mas soy esta noche, sin oros ni sedas,
esbelta y morena como un lirio vivo.
Y estoy toda ungida de esencias de nardos,
y soy toda suave bajo el manto esquivo.Y en mi boca pálida florece ya el trémulo
clavel de mi beso que aguarda tu boca.
Y a mis manos largas se enrosca el deseo
como una invisible serpetina loca.¡Descíñeme, amante! ¡Descíñeme, amante!
Bajo tu mirada surgiré como una
estatua vibrante sobre un plinto negro
hasta el que se arrastra, como un can, la luna.(Melo, 1892-Montevideo, 1979).
—
MEIRA DELMAR (Colombia)
La otra
No soy la que te ama.
Es otra,
que vive, con su alma
dentro de mí.A veces, tú lo sabes,
cierro los ojos para
no caer en los tuyos,
y te hablo del viento
quien escribe la mañana
en su libro de viajes,
y digo sonriendo
que algún día me iré.Ella, la enamorada,
cruza entonces las venas y me toca
de lumbre el corazón.Y te mira en silencio.
A través de mis párpados, te mira
olvidándose de ti.¡Y de pronto te besa con mi boca,
y crees que soy yo
la que te besa!(Barranquilla, 1922-Ib. 2009).
—
MIGUEL HERNÁNDEZ (España)
Cancionero y romancero de ausencias
45El amor ascendía entre nosotros
como la luna entre las dos palmeras
que nunca se abrazaron.El íntimo rumor de los dos cuerpos
hacia el arrullo un oleaje trajo,
pero la ronca voz fue atenazada.
Fueron pétreos los labios.El ansia de ceñir movió la carne,
esclareció los huesos inflamados,
pero los brazos al querer tenderse
murieron en los brazos.Pasó el amor, la luna, entre nosotros
y devoró los cuerpos solitarios.
Y somos dos fantasmas que se buscan
y se encuentran lejanos.(Orihuela, 1910-Alicante, 1942).
Declarada de interés cultural (2014)