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Lo que sigue es una selección de poemas publicados en “Canta en la luz”, de niñas y niños participantes de la Escuela Nacional de Poesía de Colombia, durante 2024, en las localidades de Turbo, Apartadó y Carepa, región de Urabá, en la frontera con Panamá. La Escuela es dirigida por Fernando Rendón y cuenta con Jairo Guzmán como director pedagógico. Las actividades se realizaron a fines de 2024. La Escuela es un proyecto que desarrolla la Corporación de Arte y Poesía Prometeo, en conjunto con el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes de Colombia. Prometeo es a la vez la institución organizadora del Festival de Poesía de Medellín.

La poesía salta sobre la lava que quema
La poesía duerme entre las estrellas
Juega en la luna que me enfría
Vuela en un pájaro la niebla
La poesía vuela en la mariposa traicionera
La poesía canta en la fría vida que me entristece

Daniela López Cuesta, 9 años.

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La poesía es el sol que alumbra en las mañanas
El pálpito de dos corazones
El sueño de estar donde queremos estar

Yoselin David Lora, 10 años.

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Los niños son como el bombillo de la vida.

Luis Mathias Mena López, 9 años.

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Caracolas: susurradoras de palabras al oído

Alan Smith, 11 años.

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Peligros y arcoíris

En la vida hay muchos peligros,
culebras en el bosque,
anacondas en la selva,
invasores en mi casa,
y pensamientos que acechan mis sueños.
Pero, al final, la vida siempre pinta
sus colores como un arcoíris,
luz entre sombras, esperanza infinita.

Mariangel Sepúlveda Hinestroza, 11 años.

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El silencio: Un amigo que está siempre.

Paulina Gonzales Amaya, 11 años.

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El origen del universo

El universo soy yo,
esas estrellitas que iluminan al sol
bailan en mi interior.
No soy como la luna, no te equivoques;
mi luz no refleja, mi luz crea.
Esa chispita de amor con el universo
es un alma libre,
un destello sin control.

Matías Andrés Palomeque, 10 años.

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Imaginemos que los colores nacieron de las frutas.
El rojo, quizás, brotó de una fruta o un vegetal,
se mezcló con el agua y de ahí surgió su fulgor.
¿Y nosotros?
Somos hijos de las constelaciones,
tejidos con hilos de estrellas, el sol y de la luna,
somos polvo cósmico hecho vida.

Mariangel Sepúlveda Hinestroza, 11 años.

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En el mundo no existía la poesía, porque no había
poetas. Y apareció la luz reclamándole a la oscuridad.
¿Por qué ocultas el rostro de la emoción y los
sentimientos? y enojada la oscuridad se marchó, y la
poesía brilló.

Kiara Hernández López, 10 años.

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Soy el mar, con sus olas hermosas,
soy el color azul que se enamora.
Soy amor, que quema como el fuego,
soy el corazón que bombea amor.
Yo soy, yo soy.

Keyner Dayan Noriega Acevedo, 12 años.

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Queda decretado que no se permitirá a nadie destruir
el amor con muerte, narcisismo y vulneración.
El amor es algo bello, es armónico como los pájaros
volando en el cielo. Aquel que con una escopeta
dispare, será condenado a una vida solitaria.

Dulce María, 12 años.

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Queda prohibido imaginar sin imaginación
Amar sin amor
Querer sin afecto
Volar sin alas
Correr sin ganas

Santiago Hernández, 13 años.

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Yo quiero un país lleno de felicidad
Donde no nos prohíban imaginar
Uno donde el sol brille para siempre
En nuestro país de oscuridad.
Yo quiero que hagamos lo que nos gusta
Donde no se niegue un plato de comida
Quiero un país sin soledad
Yo quiero un país de mariposas
Con grandes alas llenas de sueños

Karol Duarte, 12 años.

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En mi país soñado estará prohibido vivir sin fantasía
Quien rompa la magia vivirá, pero sin vida
Habrá armonía
Y una nueva flor nacerá cada día
En cada lago el alma sanará
Nos permita volver a la vida con magia del mar
Cada árbol que brote dará un fruto.
Quien no crea en la fantasía jamás verá la luz del día
y de un pantano oscuro su alma estará inundada.

Santiago Areiza Varela, 13 años.

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La poesía y la paz son corazones que no se separan.
Los corazones laten lejos de la prisión del miedo.

Ashlan Daniel Manco, 10 años.

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La paz es como un río fluyendo
Es también los peces que lleva ese río
La paz es una canción
y es también el que la canta.

Joshell Jhampoll Gallego, 13 años.

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Sobre el cristal de las sorpresas,
sobre la intensidad de una boca,
nací para pronunciarte: libertad.
Sin libertad, no hay poema.
El camino es la poesía,
no hay otro sendero:
la libertad es el destino,
el horizonte que guía mis pasos.

Melanny Valeria Martínez Gómez, 10 años.

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La totalidad de los textos surgidos de esta experiencia está disponible en este enlace: https://www.festivaldepoesiademedellin.org/es/Escuela/ENP2024/