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  • Con banderas de infancia

    El 20 de noviembre de 2024 se cumplieron 35 años de la aprobación en Naciones Unidas de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño.

    ANTONIO PRECIADO

    Un Niño me Sonríe

    ¿Qué será de él después,
    qué le harán a su brote de ángel cierto,
    a su semilla alada,
    a ese mohín de una despreocupada gracia
    que me hace verlo como
    que nunca crecerá?

    Mientras tanto,
    mi salvación de hoy
    es que ese muchachito me sonría
    desde la bulliciosa trinchera de su juego,
    donde veo
    que poquito a poquito
    el muy pícaro
    va poniendo también el mundo en su bolsillo
    junto con las canicas,
    la horqueta,
    las dos gomas elásticas,
    la hamaquilla de cuero
    y unos cuantos guijarros de mala puntería;
    y todo aquel que lea este poema
    queda comprometido
    a guardar seriamente
    ese alegre secreto,
    para salvar de lo que ahora les harían
    al brote de ángel cierto
    y la semilla alada,
    puesto que para ellos
    no es nada conveniente
    que el mundo convenido,
    con un sobreviviente poeta por testigo,
    aúne a estas alturas su frontera
    con la de ese reducto donde impera
    tan ínfimo armamento.

    (Esmeraldas, Ecuador, 1941).

    FRANCISCO URONDO

    Otra cosa

    Queridos hijitos, su papá poco sabe de ustedes
    y sufre por esto. Quiere ofrecer un destino
    luminoso y alegre, pero no es todo
    y ustedes saben:
    las sombras,
    las sombras,
    las sombras,
    las sombras
    me molestan y no las puedo tolerar.

    Hijitos míos, no hay que ponerse tristes
    por cada triste despedida:
    todas lo son, es sabido,
    porque hay otra partida, otra cosa,
    digamos,
    donde nada,
    nada,
    está resuelto.

    (Santa Fe, Argentina, 1930 – Guaymallén, Argentina, 1976).

    MARINA IZQUIERDO

    Huesos por crecer

    Maquillar el dolor para que grites
    tus pocos años
    con la algarabía despreocupada
    de los huesos por crecer.

    Sonreír las penas.
    Masticar los miedos.
    Encalar las pistas.
    Camuflar ojeras.

    Todo antes que el hurto
    de esa patria
    con bandera de infancia.

    (Valencia, 1966 – Miami, 2018)

    AUGUSTO ROA BASTOS

    Conversación con el hijo
    (fragmento)

    Ya lo estás viendo:
    esta es la luz, esta es la vida,
    este es el mundo donde nacemos y morimos,
    esta es la tierra de los hombres
    donde se enciende entre los vivos y los muertos
    la semilla de tu árbol futuro,
    donde late enredado entre el vollaje humano
    tu virginal misterio,
    la página no escrita,
    el acorde inicial de tu destino.

    Todo te pertenece y sin embargo,
    todo tiene aún que ganarlo poco a poco
    y merecerlo.

    En ti comienza el tiempo nuevamente,
    vuelve a nacer el primer hombre
    y resucito como un pobre Lázaro.

    Al año de tu edad inaugurada
    alrededor del sol que te apadrina,
    qué inmenso es ya tu paso diminuto,
    qué estatura de astros reverbera en los verdes
    carbones de tus ojos,
    qué fragil es la eternidad acumulada
    en tus bracitos que se tienden
    hacia la vida.

    Tu risa de agua tiembla
    en el profundo pozo de mi corazón
    que está seco y sin luz,
    con su brocal de pena donde solo
    tu madre reclinaba su cabeza,
    su paciencia de luna, su ternura
    más honda que mi angustia y mi ansiedad.

    Hijo mío, pequeña
    rama de mi pasión y de mi sangre,
    negación de mi nada, padre tierno
    de mi esperanza,
    hoy me siento a tu orilla caudalosa,
    a conversar contigo,
    a pedirte consejos, a pedirte
    que me enseñes la inocencia perdida,
    el modo puro de recobrar la fe,
    o la tranquila y valerosa manera
    de preparar mi adiós.

    Mi sombra triste
    se arrodilla a tus pies
    como un perro de humo sensitivo,
    a cuidar de tu indefensa alegría.

    (Asunción, 1917 – Ib. 2005).

    EUNICE ODIO

    Corazón con parque y niños

    Ángeles de cuatro sílabas
    llevaba tu corazón;

    en el parque lo dejaron,
    suma de arribo,
    temblor,

    contracielo del estanque,
    agua que nunca llegó.

    Ahora, cuando los niños
    dibujan con tiza el mundo,

    y llueven sobre la gente
    campanadas de crepúsculo,

    tu corazón, a la sombra,
    consulta los silabarios,

    lleno de pecho y de humo.

    (San José, Costa Rica, 1919 – Ciudad de México, 1974)

    SALVATORE QUASIMODO

    Compañero

    No sé qué luz me despiertas:
    nupcial elipse de blanco y de celeste
    cae y en mí se derrumba. Tú eres,
    tocándome, beato nacimiento
    y en los silencios aúnas figuras de la infancia:
    dulcísimos ojos de oveja traspasada,
    un perro que me mataron,
    y fue un compañero feo y áspero
    con escápulas secas.

    Y yo amaba a aquel niño
    más que a nadie; diestro
    jugando a la rayuela y a la billarda
    y tácito siempre y sin sonrisa.

    Crecíamos a la vista de altos cielos
    corriendo tierras y vapores de planetas:
    misteriosos viajes a la luz de una lámpara,
    y el tardo sueño me encerraba absorto.

    (Módica, Italia, 1901 – Nápoles, 1968)

    MANUEL BANDEIRA

    Niños carboneros

    Los niños carboneros
    Pasan camino a la ciudad.
    -¡Eh, carbonero!
    Y van golpeando a los animales con un látigo enorme.

    Los burros son muy flacos y viejos.
    Cada uno carga seis sacos de carbón de leña.
    La arpillera está toda remendada.
    Los carbones caen.

    (Hacia el anochecer viene una viejecita que los
    / recoge, inclinándose con un gemido.)

    -¡Eh, carbonero!
    Nada más que estas criaturas raquíticas
    Van bien con estos burros derrengados.
    La madrugada ingenua parece hecha para ellos…
    ¡Pequeñísima, ingenua miseria!
    ¡Adorables carboneritos que trabajáis como jugando!

    -¡Eh, carbonero!

    ¡Cuando vuelven, vienen mordiendo un pan sucio de
    / carbón,
    Trepados en los animales,
    Apostando carreras,
    Bailando, baboleándose en los arneses como
    / espantapájaros desamparados.

    (Recife, Pernambuco, 1886 – Río de Janeiro, 1968).
    (Traducción de Rodolfo Alonso).

Declarada de interés cultural (2014)

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