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  • Emma Villazón (Bolivia) / Silencios de fuego y río

    [cuestionario rechazado]

    ¿qué calles no llevan
    a las direcciones esperadas?
    ¿por qué una cara nunca es
    la cara de algo, sino algo
    similar a una hoja cubista?
    ¿por qué un nombre propio
    no es comparable con un sombrero?
    ¿y si alguien se quita el nombre al saludar —al escribir?
    ¿qué se puede inferir de este día/mes/año? (no mire al cielo)
    ¿qué se puede inferir de que no sea necesario
    cavar en el silencio para oler crímenes diarios?
    ¿cuáles son las visiones de tres jóvenes borrachos
    si su charla entrara por una ventana de su casa?
    ¿es posible vivir incendiada y no cometer delitos?
    ¿qué es la cultura?* / ¿vive quien ama una radio?
    ¿qué se puede inferir de que miles de fervorosas
    quieran ser presidenta
    de su espacio y guerra? / ¿y si sus armas son su vida?*
    ¿qué debe hacer cada uno con los antepasados y el cielo?
    (conecte ambos términos de manera argumentativa)
    ¿saber es lo mismo que moverse
    “pertinentemente” entre seres y cosas?
    según el texto que se le ha asignado, ¿qué
    palabra es la más adecuada para reemplazar
    por el sustantivo destacado de esta frase:
    “como si la vida lo abandonara lentamente
    con el último soplo del vapor”?
    ¿por qué el silencio arrasa siempre
    todo como la última palabra reina e incierta?
    ¿a quién le pertenece el silencio?
    ¿es posible vivir incendiada y cometer delitos en silencio?
    ¿es posible vivir incendiada y no comer delitos en silencio?
    ¿es posible vivir incendiada y no honrar unos delitos? (…)

    • Macabea.
    • E. Hernández.

    y si (todo el oro en oir)

    se trata de que la mañana no entrega un camino
    se trata de que el viento no orienta en declives
    se trata de que los padres solo tejen el abandono
    se trata de que nadie hay preparado
    para recibir las olas de lo solo y lo incierto
    se trata del silencio del fuego y del río
    ahí adentro en tus costillas empujando
    se trata de la fuerza única para hacer árboles
    con que defenderse de las trampas propias y ajenas
    se trata de atravesar paisajes increíbles y sinuosos
    llevando el deseo como un panal sobre la falda
    augurando grietas y cartas indescifrables hechas de soplos
    se trata de hacer arder lo que se arrastra y quema
    se trata de enviar saludos a cada cosa
    se trata de lamer cortezas como un perro
    se trata de oír el fuego el río y las olas
    que saben de la altura de lo solo y lo incierto.

    Balada de Sophie Podolski contra la desaparición

    a Belano

    No he desaparecido, estoy en un sueño
    revestida por otro viento de sueño,
    en el que no puedo fiarme de los nombres
    de mi cuerpo ni de los días venideros.

    Sigo ante lo errático y vivo
    como ante una corrida de toros
    en la que enarbolo y clavo una espada
    infinitas veces contra lomos mudos,
    esperando el ASALTO
    convocándolo como a un ejército,
    para que me estalle el ser
    y me hablen el mezcal y los idos.

    No he desaparecido, cavilo en mi cuarto, pájara curiosa,
    sobre las ejecuciones del tiempo. No me protejo.
    Enmascarados vibran afuera los siglos,
    espías de mis vocablos sin regreso.

    Nadie podrá componer a nadie,
    ni como a un pergamino o pueblo de estrellas.

    No he desaparecido, trazo con locura o pincel adolescente
    dibujos de alacranes en la ventana, hago miles
    sobre mi reflejo; invadido está mi pecho de una arena
    como reloj en avanzado desierto.

    (Sophie Podolski, 1953-1974, poeta y artista gráfica belga).

    La elegida

    Toco tu mano
    y me das de comer
    me anidas en silencio.
    Olas de confianza mesan
    a las estrellas. Si toco tu mano
    ya no sueño con el mar
    ni me imagino escuchando sus latidos.
    Cesan los ruegos de las heroínas griegas.
    No se me convoca a la tragedia,
    al abismo que dicta el vozarrón del mar.
    Porque toco tu mano
    y soy la bien recibida:
    la medida precisa para el vacío
    que muestra tu palma sin la mía
    Soy la laureada por los montes
    y las pozas de agua: aquella
    que ya no necesita de los sueños.
    Si mis dedos caen entre los tuyos,
    rompen la piel, hebras doradas
    huyen de mi otro cuerpo –del oculto–
    a mis náufragas pupilas.

    Rumbo al cielo de las concurrencias

    maneja bien rumbo al cielo
    de las concurrencias tu voz es nada
    menos que un grano guarecido
    por pesticidas un niño al que se le pide
    que retenga mil vacas en la nieve
    cuidado que no se salgan los caballos
    maneja bien los frenos la pc en el abdomen
    la casa de gobierno en el tímpano blando
    que se note bien el dominio de recursos
    instálate el programa en cinco venas
    haz los cien productos a dos pulsos
    cuidado cuidado no vayan a temblar
    tus minerales en las grandes avenidas
    y se produzca un conflicto de fronteras
    ¡cuidado! ¡maneja bien la máquina de
    tus órganos! ¡tu boda de hambre con silbidos!
    ¡¡maneja bien la curva de este cielo!!

    (Nació en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, en 1983. En poesía publicó “Fábulas de una caída”, en 2007; “Lumbre de ciervos”, en 2013 y 2019; y “Temporarias y otros poemas”, en 2016. Fue también narradora. Licenciada en Filología Hispánica. Obtuvo una maestría en Literatura en la Universidad de Santiago de Chile, con una tesis sobre la “risa oculta y vital” en la escritura poética de Hilda Mundy.
    Murió en El Alto, en 2015. Al año siguiente se publicó el libro de relatos breves “Desérticas”).

Declarada de interés cultural (2014)

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