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  • Nancy Cunard (Inglaterra) / Disparos en la niebla

    El poeta frente a sus guerras

    Para John Gawsworth
    El poeta en una trinchera al atardecer, esperando la batalla. Continúa pensando, a veces hablando con su petaca de ron, y todo es inminente. «Es tan buena una época como otra, o cuál sería mejor, para poner por escrito al fin mi síntesis sobre lo que es la inspiración, ¿o quiero decir la poesía? Mientras espero así, ¿cuál mejor?»

    1

    ¿La poesía? A veces viene en una lágrima
    que surge aquí, allá, en cualquier parte, sola;
    regresa al corazón para sufrir.
    A veces viene en alas de vino, luego se va
    de vuelta a ninguna parte, a ninguna parte.

    2

    Crepúsculo que viene, o estallido de oro
    por todas partes –puesta de sol en cielos mexicanos–
    puedes estar seguro de que su naturaleza aún no ha sido recitada,
    entre la duda y la mentira todo está en suspenso,
    ¿Un poema? ¡No para ser vendido!

    4

    Silencio, parece que viene ahora…
    El horizonte cercano estalla en llamas
    y los ruidos panorámicos toman posesión.
    La batalla no alcanza al poeta, quien,
    ya en claro de luna, resume.
    Pero esto parece ahora más de la vida
    que de una parte de la vida:
    la inspiración. ¿Se terminará alguna vez?

    5

    Esta roca en el desierto, ¿es protectora, firme?
    Cuidado, cuidado, esta no es una tierra sagrada:
    No hay roca, creo, para abrazar y asirse.
    Porque el astuto escorpión o el áspid
    está enroscado alrededor de su base.

    6

    ¡Oh, luna en la niebla, cómo crecen los juncos muertos!
    ¡Disparos en la niebla! ¿No era así,
    desde que todos empezamos a subir el escalón?
    Las guerras en el viento siempre soplan suave, soplan bajo
    sobre mi tierra profunda.

    Sí, es España

    ¿Qué es una bomba?
    Algo que todavía no puedo creer.
    ¿Qué es una tumba?
    Algo que aún no puedo ver.
    ¿Y qué es una herida dentro de otra herida?
    ¿Y el disparo que corta una vena? ¿Y la sangre que sale
    de un ojo, digamos, apuñalado? ¿Es demasiado para mí?

    Amargo, muy amargo, ¿Recuerdas cómo entonces,
    hace ahora mucho tiempo, la ira hervía en lágrimas
    sobre la asquerosa mancha de la medianoche de Londres?
    si hubiese sido un hombre, sí, me habrían movilizado
    al gran deber, al último, la Grande Guerre,
    con algún dedo bizco en el cruce de caminos señalándome
    “¡Adelante!” a algún pozo sin fondo para la larga espera y con la pregunta:
    “¿Puedes decirme de qué se trata?” hasta que llegue la hora
    con su “¿Preparado para la muerte?” “Diablos, no –
    preparado para nada”… ese sería yo.

    Tú, un hombre, murmurando ese inapropiado, ridículo “pequeño inconveniente”,
    ¡Oh, hermano contemporáneo y aquellos que sois la sal de la tierra!
    ¿Qué más podíais hacer sino marchar? No os olvidaremos
    (y eso es un hecho, humano aunque no oficial),
    ni perdonaremos a la actual amapola roja que alardea hacia la siguiente batalla,
    por La-Der-des-Ders hasta La Prochaine. Yo no he olvidado a mis muertos.

    ¿Crees que esto es algo nuevo? No, esto también se convierte en España,
    Todo ello, todo esto es España, con el dial que marca Venganza –
    No hay ningún viejo desfile de madres pálidas y amantes llorosas,
    arruinadas, deshechas para siempre, que España no pueda vengar.

    Estoy de un humor esta noche, muchacho, que indica NO TOCAR,
    aunque alguien, digamos, como Villon, pueda sacar partido de esto,
    muerto hace tanto, a salvo de proyectiles, gritos, heridas
    y guadañas de la guerra que siegan el terreno para nuestras tumbas.

    Estoy de humor para El Bosco y Zola y Villon,
    que no toleraron tonterías, que escribieron y pintaron y dijeron
    su NO a la tontería, su NO a la mentira, su NO al faquir
    de carne orgullosa, su NO a los muertos vivientes,
    los papas y los impostores, los críticos pragmáticos, la pompa y el boato
    –dar sentido a la ironía mediante el corazón y los hechos–
    que sean lavados en la tina con la Historia para verse mejor,
    y así, à la mode du temps, convertir al artista en la obra.

    Blake también –harás bien en recordar la declaración

    de aquel hombre desnudo:
    “Es imposible, sí, que la verdad sea dicha y comprendida
    pero no creída”. El gran Blake es el Día del Juicio,
    vengativo, opresivo, peculiar– Blake es el bien.

    Daddy Hogarth y Fausto, Shakespeare, Chaucer y Marlowe,
    Goya, Heine y Daumier, y el gigante exiliado Hugo,
    Dante – ¿Qué crees que te dirían, artista dubitativa?
    ¿Debería llamar a nuestros muertos para saber su respuesta?

    “Ve, aprende de las ruinas y tumbas de este día”, dicen,
    “Nuestra confianza está en la gente que no luchó en vano
    contra el hierro, la Iglesia y el Banco, con el puño desnudo.
    cada hombre tiene su batalla, pequeña; esta es la tuya, entiéndelo,
    Ese desierto donde la sangre reemplaza al agua – Sí, es España”.

    Guerra (1921)

    Y seguimos con nuestra vida mientras otros mueren por nosotros;
    Una vida que, en la gloria del dulce verano, todavía
    ignora la muerte, pero que sabe que la vida será
    despiadada con ellos – y, en consecuencia, con nosotros.
    Demasiada sangre valiosa yace en los campos de batalla,
    Demasiadas coronas son hechas para un solemne pesar;
    Nos levantamos del llanto, y el cruel mañana
    no puede hacer otra cosa que ceder a un mayor dolor.
    Todavía no ha surgido ningún dios que con justo
    y firme juicio detenga este curso de la guerra
    y haga cesar la destrucción; diciendo:
    “La ley de la naturaleza ha sido largamente quebrantada”.
    Todavía nadie se ha atrevido a extender una mano poderosa,
    a ordenarle a la Muerte que se marche,
    a romper la corriente de este mundo de desesperación.

    El asedio (1923)

    Todo el día las multitudes han golpeado la puerta
    que frunce el ceño, inflexible aún ante su ira;
    Un solitario centinela se queda de guardia
    sobre las murallas, armado con resistencia.
    La mañana tranquila de una primavera hastiada
    despertó ante el repentino clamor de los enemigos
    que rebeldes surgieron con gritos implacables
    de cada silencioso rincón del lejano horizonte
    aullando como sabuesos hambrientos de matanza.
    Al mediodía lucharon con espeluznantes bocas abiertas,
    y entraron de nuevo en ese resplandor de agonía
    El sol cayó antes de su regia muerte.
    Ahora en la tarde, el centinela,
    sobreviviente solitario sobre el campo de batalla,
    ha desfallecido, extenuado por la lucha.
    El rey escondido, cuyos cortesanos huyeron,
    se ve a sí mismo prisionero de su propio castillo,
    avanza sobre las almenas, habla con franqueza
    a su último seguidor; todavía el calvario
    rabia debajo de ellos – y alrededor de mi corazón también.
    El castillo es mi corazón y yo el prisionero
    que avanza hacia el centinela de su esperanza.
    Las lanzas de la memoria y la aprehensión
    son nítidas en el crepúsculo que nos rodea;
    Pero hemos construido nuestras paredes de cosas inmortales,
    Sus raíces se adentran en el suelo de la eternidad –
    ¡No cedas, porque la vida se fortalece con tal perseverancia!
    Entonces lloraremos el uno frente al otro, y de nuevo
    nos enfrentaremos a los arrasadores batallones de la adversidad.

    Traducciones de Sofía Nowendsztern

    (Nancy Cunard nació en Leicestershire, Inglaterra, en 1896. En la adolescencia en Londres, por la actividad social de su madre, conoció a numerosos escritores, músicos y otros artistas. Tras un matrimonio fugaz se radicó en París y más adelante en Normandía, donde fundó una editorial, Hours Press, con la que financió libros de Ezra Pound, Samuel Beckett, Robert Graves y otros autores. Se comprometió fuertemente en la militancia por los derechos civiles y contra el racismo y el fascismo. Durante la Guerra Civil Española fue corresponsal y apoyo a la República. Publicó en 1937 “Los poetas del mundo defienden al pueblo español”, una recopilación de poemas que incluyó a Langston Hughes, Pablo Neruda, Nicolás Guillén, Rafael Alberti y Federico García Lorca, entre otros. Lo que recaudó con ese libro lo donó a la República. Cuando al franquismo tomó el control de España, le prohibió ingresar al país. No obstante viajó a Valencia, en 1960, y fue tomada prisionera. Padeció grave maltrato en prisión, lo que le causó deterioro físico y psicológico. Valiéndose de eso, la dictadura la rotuló como “demente”. Pasó 20 meses en Chile y México y regresó finalmente a Francia, en 1945. A partir de 1950 sus problemas de salud se profundizaron. Murió en París, en 1965. La editorial Torremozas publicó en 2024 “Guerra”, primera edición en España de su poesía, con traducción y prólogo de Sofía Nowendsztern, en edición bilingüe).

Declarada de interés cultural (2014)

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