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La misión del poeta “nace del lenguaje de la tribu”, dice Praena
“Es el momento de descentrarnos”, sostiene el poeta español Antonio Praena, quien también enfatiza: “la presencia del otro nos precede”.
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Poetas y compositoras latinoamericanas, para “volverse brote”
Es la mixtura creativa elegida por la cantante argentina Florencia García Casabal para una obra que presenta en Buenos Aires.
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La niñez, Superman, el crecimiento: poesía a escena en España
Versión teatral del libro “La muerte de Christopher Reeve”, de Lidia Bravo, en una puesta de Factoría Echegaray, de Málaga.
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“Todos los libros vienen de preguntas”, según Andrea Cote
La poeta colombiana habla así de “Querida Beth”, libro por el que obtuvo en España el Premio Casa de América.
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Que los poetas ayuden a soñar, solicita el papa Francisco
El Pontífice expresó otra vez cercanía con la poesía, por considerarla capaz de indagar en los misterios de la existencia.
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Legado fotográfico de la Generación del 27 en el museo Gaya
La institución de Murcia recibió un tesoro, legado de Juan Guerrero, que consiste en 1.131 negativos y 33 fotografías impresas.
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Con banderas de infancia
El 20 de noviembre de 2024 se cumplieron 35 años de la aprobación en Naciones Unidas de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño.
ANTONIO PRECIADO
Un Niño me Sonríe
¿Qué será de él después,
qué le harán a su brote de ángel cierto,
a su semilla alada,
a ese mohín de una despreocupada gracia
que me hace verlo como
que nunca crecerá?Mientras tanto,
mi salvación de hoy
es que ese muchachito me sonría
desde la bulliciosa trinchera de su juego,
donde veo
que poquito a poquito
el muy pícaro
va poniendo también el mundo en su bolsillo
junto con las canicas,
la horqueta,
las dos gomas elásticas,
la hamaquilla de cuero
y unos cuantos guijarros de mala puntería;
y todo aquel que lea este poema
queda comprometido
a guardar seriamente
ese alegre secreto,
para salvar de lo que ahora les harían
al brote de ángel cierto
y la semilla alada,
puesto que para ellos
no es nada conveniente
que el mundo convenido,
con un sobreviviente poeta por testigo,
aúne a estas alturas su frontera
con la de ese reducto donde impera
tan ínfimo armamento.(Esmeraldas, Ecuador, 1941).
FRANCISCO URONDO
Otra cosa
Queridos hijitos, su papá poco sabe de ustedes
y sufre por esto. Quiere ofrecer un destino
luminoso y alegre, pero no es todo
y ustedes saben:
las sombras,
las sombras,
las sombras,
las sombras
me molestan y no las puedo tolerar.Hijitos míos, no hay que ponerse tristes
por cada triste despedida:
todas lo son, es sabido,
porque hay otra partida, otra cosa,
digamos,
donde nada,
nada,
está resuelto.(Santa Fe, Argentina, 1930 – Guaymallén, Argentina, 1976).
MARINA IZQUIERDO
Huesos por crecer
Maquillar el dolor para que grites
tus pocos años
con la algarabía despreocupada
de los huesos por crecer.Sonreír las penas.
Masticar los miedos.
Encalar las pistas.
Camuflar ojeras.Todo antes que el hurto
de esa patria
con bandera de infancia.(Valencia, 1966 – Miami, 2018)
AUGUSTO ROA BASTOS
Conversación con el hijo
(fragmento)Ya lo estás viendo:
esta es la luz, esta es la vida,
este es el mundo donde nacemos y morimos,
esta es la tierra de los hombres
donde se enciende entre los vivos y los muertos
la semilla de tu árbol futuro,
donde late enredado entre el vollaje humano
tu virginal misterio,
la página no escrita,
el acorde inicial de tu destino.Todo te pertenece y sin embargo,
todo tiene aún que ganarlo poco a poco
y merecerlo.En ti comienza el tiempo nuevamente,
vuelve a nacer el primer hombre
y resucito como un pobre Lázaro.Al año de tu edad inaugurada
alrededor del sol que te apadrina,
qué inmenso es ya tu paso diminuto,
qué estatura de astros reverbera en los verdes
carbones de tus ojos,
qué fragil es la eternidad acumulada
en tus bracitos que se tienden
hacia la vida.Tu risa de agua tiembla
en el profundo pozo de mi corazón
que está seco y sin luz,
con su brocal de pena donde solo
tu madre reclinaba su cabeza,
su paciencia de luna, su ternura
más honda que mi angustia y mi ansiedad.Hijo mío, pequeña
rama de mi pasión y de mi sangre,
negación de mi nada, padre tierno
de mi esperanza,
hoy me siento a tu orilla caudalosa,
a conversar contigo,
a pedirte consejos, a pedirte
que me enseñes la inocencia perdida,
el modo puro de recobrar la fe,
o la tranquila y valerosa manera
de preparar mi adiós.Mi sombra triste
se arrodilla a tus pies
como un perro de humo sensitivo,
a cuidar de tu indefensa alegría.(Asunción, 1917 – Ib. 2005).
EUNICE ODIO
Corazón con parque y niños
Ángeles de cuatro sílabas
llevaba tu corazón;en el parque lo dejaron,
suma de arribo,
temblor,contracielo del estanque,
agua que nunca llegó.Ahora, cuando los niños
dibujan con tiza el mundo,y llueven sobre la gente
campanadas de crepúsculo,tu corazón, a la sombra,
consulta los silabarios,lleno de pecho y de humo.
(San José, Costa Rica, 1919 – Ciudad de México, 1974)
SALVATORE QUASIMODO
Compañero
No sé qué luz me despiertas:
nupcial elipse de blanco y de celeste
cae y en mí se derrumba. Tú eres,
tocándome, beato nacimiento
y en los silencios aúnas figuras de la infancia:
dulcísimos ojos de oveja traspasada,
un perro que me mataron,
y fue un compañero feo y áspero
con escápulas secas.Y yo amaba a aquel niño
más que a nadie; diestro
jugando a la rayuela y a la billarda
y tácito siempre y sin sonrisa.Crecíamos a la vista de altos cielos
corriendo tierras y vapores de planetas:
misteriosos viajes a la luz de una lámpara,
y el tardo sueño me encerraba absorto.(Módica, Italia, 1901 – Nápoles, 1968)
MANUEL BANDEIRA
Niños carboneros
Los niños carboneros
Pasan camino a la ciudad.
-¡Eh, carbonero!
Y van golpeando a los animales con un látigo enorme.Los burros son muy flacos y viejos.
Cada uno carga seis sacos de carbón de leña.
La arpillera está toda remendada.
Los carbones caen.(Hacia el anochecer viene una viejecita que los
/ recoge, inclinándose con un gemido.)-¡Eh, carbonero!
Nada más que estas criaturas raquíticas
Van bien con estos burros derrengados.
La madrugada ingenua parece hecha para ellos…
¡Pequeñísima, ingenua miseria!
¡Adorables carboneritos que trabajáis como jugando!-¡Eh, carbonero!
¡Cuando vuelven, vienen mordiendo un pan sucio de
/ carbón,
Trepados en los animales,
Apostando carreras,
Bailando, baboleándose en los arneses como
/ espantapájaros desamparados.(Recife, Pernambuco, 1886 – Río de Janeiro, 1968).
(Traducción de Rodolfo Alonso).
Declarada de interés cultural (2014)