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  • Amanda Durán (Chile) / El vuelo de los pájaros tristes

    El último vagón

    Todas las estaciones de metro están vacías
    Trepan apenas unos niños las paredes con su textura
    / de arañas
    Alameda hacia abajo es un funeral constante;
    un ruido de trenes que se agolpa en la entrepierna
    de la que no pudo parir más hijos.
    Ya nadie piensa en suicidarse,
    Quitarse la sombra al borde del anden
    Y repetir a media voz
    un poema de Bertoni a una chica de grandes tetas
    (ya nadie sabe poemas de Bertoni, pero la chica sigue
    / ahí).
    Antes, había quien se sentaba por horas a ver pasar los
    / trenes,
    Mientras enviaba y recibía mensajes de su celular
    / prepago,
    A mí me gustaba mirar desde un vagón una y otra
    / vez esas mismas estaciones
    Donde hoy flota la loza cargada de afiches rotos.

    El vagón más hermoso quedó al filo del cerro,
    Se puede escuchar al acero descomponerse, dulce
    / como un durazno,
    El invierno se deshace en ese techo que es un barco,
    Una ventana abierta, una piedra atragantada
    / de subsuelo tosiendo restos de aire.

    Ella vuela en este vagón vacío nocturna y enorme,
    La memoria es un asco,
    La mujer que no grita es un asco,
    Se convierte en polilla, humectada toda de gusanos,
    Chocando una y otra vez en esa luz parpadeante de
    / esta estación del metro
    Justo en el reflejo de una publicidad rosada que apenas
    / se lee.

    ¿Está triste? -pregunta-
    Tal vez siempre estén tristes las mujeres muertas
    Con pedazos de piel pegados al holograma que son
    Con pedazos de piel pegados al holograma,
    Como quien dibuja alaridos en el aire.

    Se ve linda así, vacía y frágil como una virgencita
    / de yeso

    todas
    las ventanas de todos los vecinos del mundo
    cerradas

    A esa casa
    corren epitafios como cucarachas
    sobre todo porque el sol no cabe en las ventanas
    o lo asusta mi gato

    he visto a mi padre muerto
    tantas veces
    y he visto a mi hermana.

    Mi madre dibuja hijos en los techos de estas tumbas
    (olvidó pintar al gato)
    -la atraviesan tres funerales gruesos
    y una toga-

    Mi esquina de la casa de cuclillas
    tiene olor a muñequita nueva
    el resto de la casa huele a semen.

    Mi padre se atraviesa
    en mi cama,
    apareces.

    Habitamos lejos de esa casa triste
    por si el amor se asquea
    dejamos al gato
    y dejamos las babas del mar
    por si el amor no vuelve
    vamos,
    enganchados del hígado.

    La casa se sacude de vergüenza
    le sobran vidrios rotos
    o naufragios.
    (nos quitamos al gato
    y las babas
    las quitamos)
    mi madre pinta hijos como bestias,
    ¿vamos?

    Llevamos de un asomo las carrozas,
    las piezas de la casa, los abuelos.
    Inventamos al amor como demonios;
    Como demonios lo hacemos.

    En la casa otra vez un padre muerto.

    He intentado no amar después de muertos

    He intentado no amar después de muertos

    He intentado no amar después de muertos

    (apareces)

    Construí un muro con los restos

    construí un muro con los restos de mis hermanos,
    oriné en la primera piedra
    para que no se sintieran solos,
    bajo la lluvia
    se mojan los huesos y los labios,
    pero nada envejece.

    (cuando vengas)

    Hay pájaros bajo la cama en que dormiremos
    También están en medio de las vigas,
    Son grandes montañas de pájaros que solo pueden
    / calmarse frotándose unos a otros;
    Sus ojos son feroces, pero aún peores sus plumas,
    Querrán morderte la barba o encajarse en tu pecho,
    Igual que yo, son feroces y no querrán irse,
    Porque el vuelo ahoga a los pájaros tristes
    Porque cada vez que encuentro uno lo llevo a mi cama
    y no duermen;
    querrán morderte.
    No quiero que te espantes cuando los veas,
    Llevo con ellos tanto tiempo que traigo plumas
    / pegadas por todo el cuerpo.
    Cuando vengas me desnudaré primero
    Y te pediré que cierres los ojos
    No te espantes
    He visto a otros como tú corriendo
    No te espantes
    No me gusta la soledad,
    Olvida que lo dije, tengo a mis pájaros y ellos
    / me tienen.
    Quédate esa noche y yo te entregaré mis piernas
    Tómalas cómo se toma lo más importante del mundo
    Estas piernas un día serán ceniza o carne de lombrices,
    Tómalas bien, porque la muerte es tan cómoda
    / y posible.

    Voy a darte amor como si fuera néctar, como si
    / solo ese día vivieras
    como si te trajera de la tumba y me trajeras
    voy a apestar a amor, me vaciaré en ti como una plaga
    bebiendo tu sudor como si fueras vino
    para humectar mi lengua seca
    rota por el polvo de estas plumas
    son tantas y se me han ido pegando a la garganta,
    / por eso la tos.
    Sabes, me gusta tanto tu olor, quiero tanto dormir
    / contigo.
    Si lloro un poco pon tu mano en mi mejilla
    Eso hacía mi abuelo,
    Pero quédate, aunque sea solo esa noche,
    Sería tan lindo que pudieras soportarlo.

    Nació en Santiago de Chile, en 1982. En poesía publicó, entre otros títulos, “Zona primavera”, “Ovulada” (con ediciones en Chile, España y Perú), “Antro. Misa para señoritas”, en Uruguay; “La Belleza”, en España; y “Nudo”, en Chile, selección de sus tres últimos libros. Poemas suyos fueron incluidos en antologías en su país y en el exterior. Participó de varios festivales internacionales. Fue también artista visual. Murió en junio de 2025.

Declarada de interés cultural (2014)

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