El colombiano Carlos Fajardo Fajardo expresa que a la vez se ve afectada por lo que llama “infocracia” y “emocracia”.
Emocracia, en sus palabras, es la supremacía de la emocionalidad, pero no porque las personas la desarrollen libremente, sino porque son motorizadas por los medios de comunicación.
Carlos Fajardo Fajardo, que nació en Cali, en 1957, participó en esa ciudad del Festival Internacional de Poesía. Dijo que de este tipo de actividades espera que “de una u otra forma la poesía tenga acogida, que construya lectores; que fuera de los que existen, aumente el amor a la lectura de poesía”.
Entre otros títulos, publicó “Origen de silencios”, en 1981; “Serenidad sitiada”, 1990; “Veraneras”, 1995; “Atlas de callejerías”, 1997; “Tierra de Sol”, 2003, obra con la que obtuvo el Premio de Poesía Jorge Isaacs, en Cali, 2003; “Navíos de Caronte”, 2009; y “Péndulo de Arena. Antología”, 2013. Con “Ínsula del viento” fue finalista del Concurso Internacional de Poesía Paralelo Cero, en 2016, en Quito.
Poemas suyos fueron traducidos a varias lenguas y es autor además de libros de crónicas y ensayista.
En diálogo con El Quindiano, Fajardo Fajardo dijo que festivales como el de su ciudad natal son una oportunidad para que los poetas jóvenes, “estableciendo una relación con los poetas que tienen una obra ya construida, encuentren la posibilidad de aprender a generar una mejor poesía”.
Solicitada su opinión sobre poetas jóvenes, se declaró “un poco escéptico hacia ciertas condiciones”, pero “si los jóvenes aman, asumen la poesía como un acto importante, necesario para su existencia, me parece que gana la poesía. Si la poesía se hace como una condición personal, interna, y sobre todo, de la necesidad íntima, de expresar, decir y descifrar el mundo: gana la poesía”.
Insistió: “Si se hace como un acto fundamental de estremecimiento esencial del mundo con la realidad y sobre todo con disciplina libertaria, vale. Es decir, necesitamos poetas que generen una disciplina libertaria, que trabajen el lenguaje, que no hagamos ‘garrochismo estético’, es decir, que no salten sobre las piedras fundacionales de la poesía y de la cultura sin importarles nada. Que pasen al otro lado creyéndose poetas, sin leer, sin estudiar, sin conocer, sin estructurarse desde el punto de vista de la educación poética misma”.
Consultado sobre El Quindiano si en poesía hay actualmente más cantidad que calidad, Fajardo Fajardo mencionó “una sociedad que, hasta hace unos 30 ó 40 años, había impuesto el emprendimiento y sobre todo, el rendimiento, como concepciones culturales: entre más se rinda, entre más se acumule, entre más se emprenda, entre más cantidad se tenga, es mejor aún con menoscabo de la calidad”.
Así, “desde el punto de vista de la acumulación se está tratando de que el poeta acumule muchos poemas y eso tiene mucho que ver con los premios de poesía a los que se convoca. Estos premios imponen, para su participación, un cierto número de poemas: mínimo a veces hasta 70 u 80. Es decir, exigen al poeta que la cantidad sea la función principal, así no haya calidad, y eso también hace parte de la no exigencia fundamental en la poesía, de tratar de hacer una poesía de calidad antes que cantidad”.
El poeta colombiano destacó que “hay libros maravillosos y con pocos poemas: el caso de Jorge Gaitán Durán con sus ‘Amantes’, o Neruda, con ‘Veinte poemas de amor’, y Valéry, con ‘Cementerio marino’”.
En las condiciones actuales, de una “sociedad del rendimiento y la acumulación”, sus exigencias “han impactado no solamente en la poesía, sino en muchas artes. Eso hay que pensarlo mucho porque va en detrimento de la calidad del poeta y del poema”.
Entonces dijo: “Estamos llenos de una infocracia, de una emocracia, de una infopolítica también”. Definió a la emocracia como “la política de las emociones a partir de los medios que pueden estar impidiendo hasta cierto punto lo que nosotros vivimos en los tiempos anteriores. Sin embargo, yo digo que a partir de ello, no podemos echarnos atrás. No podemos ser, como decía Eco, ni integrados ni apocalípticos. Ni integrarnos totalmente, aplaudiendo lo que está viviendo el mundo a partir de la infocracia, las informaciones y las tecnologías de la información, ni tampoco alejarnos absolutamente de ellas, e ignorarlas”.
Las y los poetas, expresó Fajardo Fajardo, tienen que actuar como un Caballo de Troya que “nos permita entrar dentro del esquema actual del mundo contemporáneo, tanto por su información como por su leviatán informativo, de mercado, que es tan tenaz; su leviatán de mentiras informáticas. Hay que entrar a él, pero no identificarse con ellos, sino criticarlos desde adentro”.
En suma, el Caballo de Troya “me sirve como metáfora” para “entrar al leviatán moderno y sabotearlo desde adentro, aprender y conocerlo. Pero a la vez hay que estar alejado de ese fenómeno cultural, pero con un sentido crítico: en el adentro y en el afuera”.
La entrevista completa está disponible en este enlace:
https://www.elquindiano.com/noticia/45828/el-poema-esta-dormido-si-no-tiene-lectores