La desesperación de Pablo Neruda, el 11 de septiembre de 1973

La fundación que lleva el nombre del poeta chileno entrega una serie de artículos para evocar como vivió aquellos días.

   Los textos, que son publicados durante septiembre, incluyen la evocación de la esposa de Pablo Neruda, Matilde Urrutia, cuando afirma que al llegar las primeras noticias del golpe encabezado por Augusto Pinochet hace 50 años, vio en el poeta una pérdida de energía y la ausencia de su tenacidad para luchar.

   Neruda padecía cáncer prostático con metástasis en los huesos, dice la Fundación, y las intervenciones practicadas no habían logrado detener el avance de la enfermedad. Esa es la causa de la muerte, según informe oficial, el 23 de septiembre en Santiago.

   El día del golpe, Neruda esperaba en Isla Negra al escritor y periodista José Miguel Varas, que trabajaba en el canal nacional de televisión. “El poeta se había recluido desde fines de 1972 en su casa frente al mar”, expresa la Fundación.

   Varas, prosigue el texto, iba a asistir con el escritor Fernando Alegría. Ambos esperaban entregarle a Neruda “información y documentos sobre las acciones de la International Telephone and Telegraph Company (ITT) contra el gobierno del Presidente Allende. Neruda lo necesitaba  para escribir un artículo que iba a publicar el New York Times”.

   El periodista llamó por la mañana temprano. Le informó que la Marina se había sublevado contra el gobierno constitucional y que no podría concretar la visita.

   La Fundación recuerda que Matilde Urrutia escribió en sus memorias que el 11 de septiembre de 1973 era un día que había sido reservado para “darle fin a varios proyectos que se trabajaban hacía bastante tiempo”.

   Neruda esperaba también a Sergio Insunza, abogado, su amigo y ministro de Justicia del presidente Salvador Allende. “Insunza le llevaría los borradores de los estatutos de la Fundación Cantalao, así como los planos y la maqueta de la construcción principal del proyecto”, para el cual el poeta había comprado un predio cerca de Isla Negra. Había pensado en un sitio en el que poetas, narradores y artistas pudieran dedicarse a su escritura.

   Pero, igual que Varas, Insunza no pudo llegar a Isla Negra. Al avanzar el golpe se había ocultado, porque los golpistas ya habían comenzado la cacería. “Fue así como aquel 11 de septiembre de 1973 comenzó el tiempo extraño de la primera muerte del poeta: el asesinato de su mundo”, dice la Fundación.

   Luego cita la descripción de Urrutia: “Pablo reacciona en forma extraña para mí, distinta del hombre batallador y fuerte que yo conozco. En su actitud, en sus ojos, hay un brillo vacío, inconscientemente desesperado (…) Pablo en ese momento estaba muerto, quebrado por dentro; esa fuerza inmensa de lucha que lo sostuvo siempre, ya no la tenía (…) Siento que una desilusión muy grande se ha apoderado de Pablo. Es como si de repente se diera cuenta de que todo ha sido inútil, que había fuerzas tan poderosas defendiendo sus privilegios que, al lado de ellas, nos sentíamos pequeños e indefensos”.

   El texto original está disponible en este enlace: https://cultura.fundacionneruda.org/2023/09/08/capitulo-1-el-11-de-septiembre-de-pablo-neruda/

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