Mateo Morrison (República Dominicana) / Desierto de espejos

Lo armonioso viene de tu piel,
suave y húmeda como ciertas cavernas.
Cruzo por tu desierto de espejos,
que me multiplican los sudores del deseo.
Tu sombra me cubre.
Ya puedo entrar en ti
bañado de gemidos.

He aquí donde están colocadas las criaturas
que van a ser estatuas.
Entes tallados sin sudores
y sin nada que circule por sus venas.
Ya están listas lejos de las ciudades donde deambulan
tantos seres anónimos que nunca serán esfinges.
Trasladen ya a los seleccionados para la gloria
y déjennos con nuestra intrascendencia,
dispuestos a morir como llegamos,
emitiendo un pequeño grito.
Arropándonos con la sábana del olvido.

Vivo aquí donde fallece el viento.
Muero para renacer
tal vez
en tu memoria

Emily Dickinson

Para María Castillo

Enclaustrada llenó de poemas
los restos de la tarde.
Sombras hicieron de la soledad
un espacio para la creación.

Emily descendía diariamente
a su infierno particular.

Sus páginas entonaron
un himno a la quietud.
Construyó estatuas de amor
con las palabras.

Dejó para cada ser viviente una
lección de paz a través de múltiples espejos.
Máscaras durmiendo
sobre las últimas sugerencias
de la noche.

Nunca he dicho que no temo a la muerte.
Lo que sí puedo asegurar
Es que como soy distraído
No advierto con frecuencia su cercanía.
Solo percibo después
Lo próximo que ha estado.
Miles de voces rondando mi existencia
Y yo ahí mirando a las muchachas,
Ahíto de naranjas,
O esperando por la llegada de algún poema
Con bolígrafo y papel a mano.
Ha sido en paz
También en guerra
He salido ileso tras sentir una bala rozando mi esqueleto
De un fuego que azotó un tercio de mis ropas
O de un avión que se incendia
En la ciega neblina.
No llegó el poema
Las muchachas miraron hacia otro lado
El avión hizo un aterrizaje perfecto

El amor nos conduce
–cual suicidio– a la decisión
de escalar la más inmensa cima
y rodar y rodar muertos de risa
hasta que el último suspiro nos delate.

El tiempo es un anciano que descansa.
Francisco Brines

Casi libre de pensamientos
el anciano se aposenta
en el más pequeño
banco del parque.
El viento que levanta las faldas
le trae una leve sensación de bienestar.
Las horas llamearon su cuerpo.
Ahora está colocado
en esta miniatura de asiento
que le servirá de almohada.
Su cama será un conjunto de hilachas
con forma de estrella
pero sin luz.
Él, percibirá
en su extraño mundo
que la muerte merodea
como incendio voraz
su anatomía.
Vegetativamente sonríe
en una mueca
escoltada por dientes
que existieron.
A su lado la vida continúa.
Ratas multiplicadas en las aceras.
Ligeras lluvias acarician las rosas pisoteadas.
Una mariposa se pasea solitaria
y una luciérnaga
parece mantener la esperanza de que pronto
la noche cesará.
En este lugar todos avanzan veloces
para alcanzar algún espacio.
Nadie se detiene a acompañar
a este ser que lleva
el tiempo entre los huesos.

No abandones tus alas,
no importa que te ofrezcan el cielo en cada abrazo,
ni que sientas un ardiente temblor en cada orgasmo.
Toma tu pulso colocado en el orificio
donde se oxigena el amor.
A lo mejor ya debes trasladarte
a otra galaxia.

Alicia Alonso

Nace un nuevo abismo
cuando Alicia regala su universo.
Danza la poesía
cuando sus manos y sus pies nos estremecen.
Flotan nuestros corazones adheridos al viento
por espacios nunca vistos.
El tiempo y la gravedad
atrapados por sus leyes se destruyen,
para que habiten nuevas constelaciones
en nuestros ojos.

(Nació en Santo Domingo, República Dominicana, en 1946. Entre los títulos de su muy extensa obra figuran, a partir de “Poesía”, de 1969, “Visiones del transeúnte”, 1983; “Si la casa se llena de sombras”, 1989; “Visiones del amoroso ente”, 1991; “Difícil equilibrio”, 2005; “Estático en la memoria”, 2009; “Ojos de madre, vientos de guerra”, 2010; y “La tempestad del silencio”, 2014. Entre otros reconocimientos, obtuvo el Premio Nacional de Literatura, en 2010, y el Premio Caonabo de Oro en 2019. Además, es ensayista, editor y abogado, profesión en la que también publicó obras. En agosto de 2023 fue convocado al Festival Latinoamericano de Poesía en el Centro, en Buenos Aires, organizado por el Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini).

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *