El poeta Frank Báez dice que el Caribe es ternura y rugido

Destaca la diversidad y las contradicciones de la región que, sostiene, se pueden observar en las artes y las letras.

   El poeta advierte que la imagen que el mundo consume respecto del Caribe está completamente forzada, ya que se muestra un aspecto muy irreal, y que detrás de esas postales de color y placer se esconde una desigualdad profunda y un estado de semi-esclavitud.

   Frank Báez nació en Santo Domingo, en 1978. Entre sus obras publicadas figuran “Jarrón y otros poemas”, en 2004; “Postales”, en 2009, con reedición en 2011; “Anoche soñé que era un DJ”, de 2014, que se publicó también traducida al inglés; “La Marilyn Monroe de Santo Domingo”, con ilustraciones de Nono Banderas, “Llegó el fin del mundo a mi barrio” y “Este es el futuro que estabas esperando”, los tres en 2017.

   “Postales” fue publicado en varios países y le dio al autor el Premio Nacional de Poesía Salomé Ureña, en 2009. Es también cuentista.

   En diálogo con la emisora estatal londinense BBC, el poeta recordó que la casa en la que vivió durante la niñez estaba frente al mar, y a partir de ello describió que esa superficie no es la siempre calma y turquesa que vende la industria turística.

   El mar, dijo, “era un paisaje muy grato en los días soleados, pero cuando vienen los huracanes se vuelve una entidad peligrosa. Y uno reacciona a eso. Los caribeños tenemos mucho de eso, de esa violencia”.

   Mencionó entonces la obra del músico Luis Días, a quien llamó “el padre del rock dominicano”, y quien tenía “un comportamiento caribeño”, es decir que “de un momento a otro, tras la placidez y la buena onda, rugía”.

   Días (1952-2009) “tenía ese Caribe dentro, y creo que todos lo tenemos y que tendemos a tener ese comportamiento del mar que estalla. Es quizá la herencia de los indios Caribe, que estuvieron por acá y que fueron los grandes guerreros a los que todas las otras tribus, los taínos, los ciguayos, temían. Eran terribles. De hecho, fueron el némesis de los conquistadores”.

   En suma, dijo a la misma emisora, “hay un poquito de eso y un poquito de lo otro, de la dulzura y la buena onda. Es una mezcla. Y creo que el mar es una buena metáfora para describir esto, porque como Baudelaire decía, el mar define un poco el alma”.

   Acerca de la imagen que la industria turística ofrece de su país, el poeta expresó que “la Secretaría de Turismo limpia las playas cuando la temporada de cruceros, para que los turistas no vean la suciedad, la podredumbre, la contaminación que hay en la costa. Y es esa la postal que ven. Pero este es un país de 10 millones de habitantes en el que suceden muchas cosas. Y lo pienso en términos de la música, pero también de dominicanos que se han expandido por el mundo”.

   Así, prosiguió, “cualquier barrio es un laboratorio de música, de lo que será tendencia dentro de tres, cuatro años. Aquí están pasando cosas creativamente muy interesantes, pero para eso hay que meter los pies en el agua, hay que meterse en los barrios y acercarse a la gente”.

   “La vida es dura aquí. Solo hay que buscar las estadísticas para darse cuenta de la desigualdad, de cuán al borde se vive”, insistió.

   Como ejemplo, mencionó que “hay temporadas en las que hay tanto sargazo que se hace imposible disfrutar de las playas. Así que por la mañana, justo antes de que se despierten los turistas, una brigada saca toda esa macroalga flotante y maloliente del mar y la entierra. Y cuando esa gente que ha pagado 5.000, 7.000, 8.000 dólares para estar ahí se levanta, ya tiene la playa limpia. Es como si eso nunca hubiera ocurrido. Es lo que David Foster Wallace contaba en su famosa crónica de un viaje en crucero (‘Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer’, encargada en 1995 por la revista Harper’s): que todo está dispuesto para que el cliente, el turista, se sienta como si estuviera en el útero materno”.

   Según Báez, eso expresa la “idea de servilismo que encuentras en los resorts, en esas cadenas de hoteles, que a su vez están rodeadas de comunidades que viven bien pobremente, al borde. Si lo analizamos un poco, los referentes han cambiado, pero es tanta la desigualdad que no hay mucha diferencia con aquella sociedad esclavista, de las plantaciones”.

   La entrevista completa está disponible en este vínculo: https://www.bbc.com/mundo/noticias-65407591

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