El exilio en poemas leídos en Washington

Textos de poetas de Centroamérica y México le dieron sustento a un encuentro que expuso la experiencia dolorosa del exilio.

   Versos de José Emilio Pacheco, Octavio Paz y Sergio Cordero, de México; Ernesto Cardenal y Ariel Montoya, de Nicaragua; Roque Dalton, Manlio Argueta y Hugo Lindo, de El Salvador; Otto René Castillo y Manuel José Arce, de Guatemala; y José González, de Honduras, fueron recitados durante el encuentro en el Teatro de la Luna, de la capital estadounidense.

   El teatro es gestionado por Mario Marcel, que es el director, su esposa, Nucky, y la hija de ambos, Marcela Ferlito Walder.

   Esta familia de exiliados suramericanos organizó “Poesía y exilio: México y Centroamérica”, una ronda que contó con diez lectores del área metropolitana de Washington, que participaron durante varios meses de un taller de interpretación poética.

   En la publicación Washington Hispanic, el poeta salvadoreño Carlos Parada Ayala relata que en la actividad a mediados de febrero hubo un tramo especialmente significativo, cuando las y los recitadores compartieron el poema “Vámonos patria a caminar”, de Otto René Castillo, víctima directa del Terrorismo de Estado que asoló a Guatemala en los 60.

   Quienes leyeron son originarios de Bolivia, Colombia, El Salvador, Honduras, México y Paraguay, y también de Estados Unidos. Tras la lectura, hubo una conversación abierta al público.

   Aracely Panameño, salvadoreña residente en Estados Unidos desde su adolescencia, leyó “Los muchachos de la prensa”, de Ernesto Cardenal. Ella dijo que la represión que padeció la población nicaragüense durante la dictadura de Anastasio Somoza fue similar a la sufrida por jóvenes salvadoreños como ella: “Era peligroso, era ilegal ser joven en Nicaragua, era ilegal ser joven en El Salvador”.

   Por su parte, Graciela Rivas, paraguaya, quien trabaja como enfermera, dijo que el sufrimiento y la explotación en Centroamérica y México que reflejan los poemas leídos persisten en la actualidad.

   También Paraguay, recordó, padeció largos períodos dictatoriales, que llevaron a la salida del país de miles de personas.

   La común experiencia, destacó, ayuda que las y los latinoamericanos comprueben que “somos más parecidos que diferentes”.

   Gabriel Lora, músico boliviano, leyó “General”, del poeta guatemalteco José Arce, y coincidió con el resto del grupo en la valoración del espacio y las oportunidades que ofrece el Teatro de la Luna.

   Parada Ayala concluye así: “A través de estos talleres, el Teatro de la Luna mágicamente sigue transformando el dolor del exilio en una experiencia vital y auténtica que abre las puertas del disfrute y el gozo de quienes se abren al entendimiento profundo de su historia a través de las artes”.

   La nota original está disponible en este vínculo: https://washingtonhispanic.com/cultura/el-teatro-de-la-luna-y-la-poesia-del-exilio-carlos-parada-ayala/

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