El poeta es un rebelde con causa, dice el español Juan A. Molina

“Casi siempre” los tiempos fueron malos para la poesía, que el autor prefiere ver por las calles y entre escombros.

   Ya Miguel de Cervantes se quejaba de los “malos tiempos para la lírica”, recordó el poeta que nació en Sevilla, en 1956, y que atesora reconocimientos en su país, así como en Cuba y México.

   Sobre el mismo tema, advirtió que “el año que es abundante de poesía, suele serlo de hambre”. Así, continuó, la poesía sale de los libros para “anidar extramuros, en la calle, en el silencio, en los sueños, en la piel, en los escombros, incluso en la basura”.

   “Donde no suele cobijarse nunca es en el verbo de los subsecretarios, de los comerciantes o de los lechuguinos de televisión. El poder suele desconfiar de la lírica porque suele empobrecerse mucho cuando tiene que transitar sin libertad, y el poeta siempre es un rebelde con causa”.

   Juan Antonio Molina es también ensayista, condición en la que publicó, entre otros títulos, “Dios mío, ¿qué es España?”, “Socialismo en tiempos difíciles”, “La cocina musulmana de Occidente” y “Breve historia de la gastronomía andaluza”.

   En una entrevista con la publicación Nueva Tribuna, Paco Bernal le preguntó sobre el comienzo de su relación con la escritura, a lo que respondió que se recuerda desde la niñez, desde siempre, aunque luego matizó que “el vocablo siempre es peligroso, por lo exhausto de su sentido”.

   Después expresó que “no hay poetas ocasionales, ni accidentales, porque la construcción de un mundo poético requiere una especial tendencia a esa revolución semántica de la que nos hablaba Federico García Lorca, cuando decía que la poesía era la unión de dos palabras que uno nunca supuso que pudieran juntarse y que forman algo así como un misterio. Eso, en definitiva es la poesía, un misterio, porque es decir con palabras lo que no se puede expresar con palabras”.

   En cuanto a qué ofrece la poesía que no ofrezca la prosa, y viceversa, Molina explicó: “La prosa narra acontecimientos que el lector imagina envuelto por ellos, es como en el relato de Cortázar, donde alguien sentado plácidamente en un sillón lee un libro en el que se describe como se acerca un asesino a su víctima hasta apuñalarla y en el mismo acto el pacífico lector cae muerto por el puñal homicida.

Ha imaginado tan fielmente lo que el escritor le ha sugerido que ha terminado protagonizando el triste final”.

   Por su parte, la poesía, “no demanda la imaginación del lector sino la complicidad. Pablo Neruda afirmaba que cuando un poema suyo veía la luz dejaba de pertenecerle porque compartía la autoría con todo aquel que leía el poema. Una obra lírica cambia según el lector, nadie lee el mismo poema, puesto que cada lector lo reconstruye apelando a su sensibilidad y estado emocional”.

   Tras otros intercambios sobre su obra, Bernal preguntó a Molina si las letras pueden salvar al mundo del calentamiento global. Molina respondió: “la poesía

salvará al mundo sin lugar a dudas, es el único instrumento que nos queda para cambiar las cosas. Cuando miramos de forma diferente a todo cuanto nos rodea, las cosas cambian y la poesía, como Adán en el paraíso, siempre percibe las cosas como si fuera la primera vez”.

   En cuanto al papel de los intelectuales ante los avances de las derechas contra la democracia, Molina sostuvo que “las etapas más fértiles de la izquierda en Europa, las más imaginativas en el ámbito ideológico e identitario, se han debido a la conjunción de intelectuales y trabajadores caminando en un mismo sentido transformador de la sociedad”.

   Un ejemplo de ello fue el Mayo francés, “un paradigma histórico de la concurrencia de estas fuerzas en la expansión de los valores de progreso que consolidaron la sociedad de bienestar”.

   Sin embargo, la situación actual es muy diferente, porque “todos los avances sociales conseguidos durante décadas están en peligro. La derecha, aliada con los poderes fácticos económicos y sociales, ha conseguido que la desideologización y el hiato del acto político consoliden la irreversibilidad del pensamiento único y excluyente para que el debate quede en manos de la tecnocracia”.

   Frente a ello, “es imprescindible y urgente que la izquierda reconstruya una hegemonía cultural donde la solidaridad, igualdad y la vertebración ideológica de una democracia social fuerte sean los instrumentos para la convivencia y la soberanía de los ciudadanos”.

   La entrevista completa está disponible en este vínculo: https://www.nuevatribuna.es/articulo/cultura—ocio/poesia-salvara-mundo-lugar-dudas-cultura-libros/20230118123631207280.html

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