La “abundancia de poetas” le causa reservas a Bartolomé

El poeta mexicano habló de su relación con la tradición: “Tengo más trato con los muertos que con los vivos”.

   Efraín Bartolomé nació en Ocosingo, Chiapas, en 1950. Afirma que nutre su escritura poética con el conocimiento en otras áreas, lecturas sobre filosofía y artes y contacto con la naturaleza.

   Entre sus libros publicados figuran “Ojo de jaguar”, de 1982; “Ciudad bajo el relámpago”, 1983; “Música solar”, 1984; “Cuadernos contra el ángel”, 1987; “Música lunar”, 1991; “Partes un verso a la mitad y sangra”, 1997; “El son y el viento”, 2011; y “Testamentum”, 2022. Asimismo, es autor de poesía para la niñez.

   Recibió gran cantidad de reconocimientos, entre ellos el Premio Nacional de Poesía, en 1980, 1987 y 1992; el Bellas Artes de Poesía Aguascalientes, 1984; y el internacional Jaime Sabines, 1996.

   A nombre de Diario de Chiapas, José Natarén le preguntó: “¿Abundan creadores y faltan críticos?”

   Bartolomé recurrió a una definición de Gabriel Zaid, también poeta mexicano: “Toda década con más de diez poetas es sospechosa”. Y siguió, en tono casi humorístico: “Cuando alguien habla de abundancia de creadores siempre pienso en aquella enseñanza que dice: Los cuatro puntos cardinales son tres: norte y sur. Los creadores, en su sentido radical, se cuentan con los dedos de las manos… y sobran dedos. Un creador de verdad es un milagro de los tiempos”.

   Sobre el conocimiento en relación con la poesía, recordó que se formó como “científico natural del comportamiento” (es licenciado en psicología), y “ejerzo en la clínica contra el sufrimiento neurótico desde hace casi medio siglo”.

   Agregó: “Leo sobre filosofía y sobre artes, pero soy también un diletante de los misterios de la madre Tierra y de su flora y de su fauna. Soy un jardinero amoroso en espacios pequeños y un sembrador de árboles en espacios grandes. Aunque parezca que lo hago solo para que nuestro irresponsable prójimo tenga algo que talar”.

    En cuanto a la escritura, dijo que cuando la vida le enseña “algún misterio” que lo emociona, se decide a “comunicar ese misterio a esa especie triste pero hermosa a la que pertenecemos”. En esas situaciones, “recuerdo que conozco la herramienta maravillosa de la escritura y comienzo a registrar el rayo que me acaba de traspasar. A veces, algo de lo escrito puede merecer el nombre de poema”.

   Consultado sobre su relación con la tradición, dijo: “Tengo más trato con los muertos que con los vivos. A los muertos los escucho quevedianamente con los ojos. En el medio poético actual conozco personalmente a poquísimos, porque no he tenido tiempo para hacer vida literaria, no trabajo en el medio y no he pertenecido a grupos o capillas, ya que ejerzo una profesión muy demandante y en otro ámbito”.

   En cuanto a las etapas que atravesó su poesía, Bartolomé respondió con un soneto que escribió al cumplir 67 años, y que Diario de Chiapas reproduce. El enlace es el siguiente: https://diariodechiapas.com/a-and-s/efrain-bartolome-conversacion-y-soneto-con-estrambote/

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