Dieciocho creadores exponen en la ciudad del sur del Perú, en formatos variados, para dialogar con versos de la autora.
La exposición se titula “Aniquilar la luz o hacerla”, reflejo de las indagaciones que expresa el conjunto de la poesía de Blanca Varela, que nació en 1926 en Lima y obtuvo reconocimiento en su país y en el exterior.
Ese título toma versos de “Canto villano”, el poema que tiene centralidad en esta exposición inaugurada a comienzos de noviembre, aunque en el conjunto de las obras que se exhiben surge la constatación de que otros elementos de la obra de Varela, así como su vida misma, también fueron inspiradoras.
Durante sus estudios universitarios, en letras y educación, Varela tomó contacto con escritores y pintores. Con 21 años, comenzó a colaborar con “Las Moradas”, revista que dirigía el poeta surrealista Emilio Adolfo Westphalen. A fines de los 40 llegó a París, donde desarrolló lazos decisivos para su crecimiento literario, entre otros con el poeta mexicano Octavio Paz.
Tras períodos de estadía en Florencia y Washington regresó a su país, en 1962, aunque continuó con visitas a otros países. Su primer libro de poesía fue publicado en México: “Ese puerto existe”, que data de 1959 y llevó prólogo de Paz.
En 1963, un año después de su regreso a Perú, publicó “Luz de día”, en Lima. Siguieron, entre otros títulos, “Casa de cuervos”, “Canto villano”, “Camino a Babel”, “El libro de barro”, “Poesía Escogida” y “Concierto animal”.
Entre los numerosos reconocimientos que obtuvo, figura el Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca y el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.
Su exploración sobre las tribulaciones de la vida se reflejan en la exposición de dieciocho artistas en Arequipa, en escultura, pintura, dibujo, bordado, fotografía y video, informó el diario El Comercio.
Son obras de Alberto Patiño, Alejandra Ortiz de Zevallos, Alessandra Risi, Alicia Benavides, Bruno Zeppilli, Eliana Otta, Elisenda Estrems, Enrique Polanco, Erika Vásquez, Gihan Tubbeh, Herman Schwarz, Johanna Hamann, Malaki, Mariella Agois, Micaela Aljovín, Nani Cárdenas, Patricia Eyzaguirre y Ricardo Wiesse Hamann.
El diario detalló que la exposición tiene un primer tramo con obras que “vislumbran a Varela tanto en su yo poético como en su persona pública, inclinada siempre al perfil bajo y discreto”.
En efecto, la poeta era reticente a la exposición pública y no gustaba de las entrevistas periodísticas.
El texto curatorial, a cargo de Gabriela Germaná, dice que el conjunto de las creaciones se aproximan a los conceptos de “espacio, animalidad, transformación y metamorfosis” con “cicatrices y agujeros por los que se escapan el amor y el control, pero que también significan la posibilidad de libertad y de alcanzar ‘alguna luz que la haga menos vulnerable frente a sufrimiento’”.
El proyecto fue coordinado por Nani Cárdenas, dibujante y escultora, graduada en la Facultad de Arte en la Pontificia Universidad Católica del Perú, en 1993. Realizó exposiciones en Lima, Sao Paulo, Barcelona y otras ciudades.
El poema que es la referencia principal de la exposición es el siguiente:
Canto villano
Y de pronto la vida
en mi plato de pobre
un magro trozo de celeste cerdo
aquí en mi plato
observarme
observarte
o matar una mosca sin malicia
aniquilar la luz
o hacerla
hacerla
como quien abre los ojos y elige
un cielo rebosante
en el plato vacío
rubens cebollas lágrimas
más rubens más cebollas
más lágrimas
tantas historias
negros indigeribles milagros
y la estrella de oriente
emparedada
y el hueso del amor
tan roído y tan duro
brillando en otro plato
este hambre propio
existe
es la gana del alma
que es el cuerpo
es la rosa de grasa
que envejece
en su cielo de carne
mea culpa ojo turbio
mea culpa negro bocado
mea culpa divina náusea
no hay otro aquí
en este plato vacío
sino yo
devorando mis ojos
y los tuyos