La poeta argentina María Malusardi recuerda a su compatriota, fallecido en julio de 2022, y propone algunos de sus textos.
Por María Malusardi
Nunca esperamos la muerte. O más bien, siempre la esperamos porque la sabemos acechándonos. Pero a veces nos toma desprevenidxs. O decimos: no era el momento. Podría haber esperado un poco más. Javier Galarza, poeta y amigo querido, se nos fue. Recién. Hace pocos días. Y ahora nos vemos en la situación de presentar su libro reciente, “La religión Hölderlin”, delicadamente editado por Llantén, sin él. Sin su voz barítona leyéndonos esos bellísimos textos que cabalgan entre el ensayo poético y el poema en prosa. Pues abrazaremos su lírica con la fuerza de la admiración y del amor.
Javier Galarza –asumiremos que ahora es así: 1968–2022- publicó los libros de poemas “El silencio continente”, “Reversión”, “Refracción”, “Lo atenuado”, “Chanson Babel” y “Für Alina” (Primer Premio Municipal 2018-2019), y los ensayos “Cuerpos textualizados”, en coautoría con Natalia Litvinova, “La perfecta desnudez”, en coautoría con María Magdalena y Leonardo Leibson, y “La noche sagrada”, que tuve el honor de prologar.
“La religión Hölderlin”abrirá su escritura al mundo. Aguardamos que así sea.
Oraciones (de “La religión Hölderlin”):
“El mundo es texto en tanto la vida misma es escritura. Y muchas veces uno reescribe libretos, los borra, los altera o los tacha. Me interesa ese desborde de la hoja de papel sobe la vida. Como deseo de expandir el mundo, no en el sentido de crear una ficción, sino en el de apresar un caudal de existencia que de otra forma sería inasible. Estamos en una era de transición que no sabemos hacia dónde nos lleva. Esto involucra tanto a la escritura como a la figura del intelectual. El mundo todo está en jaque. Quizás esto sacuda la lasitud posmoderna. Freud, Mandelstam, sufrieron hambrunas, deportaciones. Pero el arte, durante y entre guerras, fue formidable. Vivir colectivamente algo de lo real. Que la pandemia toque el lenguaje (que, según Burroughs, también es un virus). Que en este cambio podamos resistir.”
Selección de poemas de “Chanson Babel”:
LA DIÁSPORA
No sé si fue una decisión,
las hermanas hablaban
no de la paz,
sino de la espada del mundo,
y los círculos que los amigos
dibujaban en la tierra
borraban los caminos de retorno.
Me incorporé y te supe a salvo,
estabas tan linda
que hasta los pájaros se avergonzaron.
Fue hora de partir.
La diáspora alude a ese lugar común
que se abandona en forma forzada.
Como ‘semillas al voleo’,
dicen algunos,
la dispersión acontece,
y cada etimología nos lleva a otro ‘texto’,
tejido, entramado o escritura.
Pronuncio ‘simiente’ pero digo ‘semen’,
del latín ‘seminis’: ‘semilla’,
diseminación.
Busco la raíz de ‘exilio’
y llego a ‘insilio’ o ‘exilio interior’:
así llama Nadiezhda al período de silencio
que sufrieron Osip Mandelstam
y Anna Ajmátova en la década del 20,
encuentro esta anécdota
tras el rastro de Celan.
No siempre es posible escribir:
derivaciones, desplazamientos,
poemas de amor,
las relaciones de uno con su lengua
o con la lengua del otro,
hablemos ya de idioma o de saliva
o de cualquier otra cosa.
SILESIUS
No indagues la naturaleza del vínculo
que como la rosa de Silesius
florece sin porqué,
una pregunta puede permanecer abierta
para evitar la clausura del sentido,
el misterio entonces
aguarda en los signos,
está en ‘lo abierto’,
en el campo de ‘la percepción pura’
(8ª Elegía de Rilke),
‘florece porque florece’,
toca la penumbra del Medioevo
y las visiones de las místicas.
El sentido: eso ‘tapona’, dijo Lacan
pero quien pierde su verdad
aún conserva la chance de hallar algo.
El perfume se creó para tapar
el olor de los cadáveres,
la palabra ‘humo’ está contenida
en su etimología (del latín per, ‘por’
y ‘fumare’, ‘a través del humo’),
lo cinerario es la base de lo que huele bien.
Escribe Silesius que la rosa
no es consciente de su belleza
ni se pregunta si alguien la mira.
Y todo un caudal de mundo
se despliega allí
sin explicaciones.
EFECTO INVERNADERO
Con el cambio climático,
las especies migratorias
se ven afectadas,
porque los indicadores varían
y confunden los períodos
en los que deben partir,
‘así estás vos’, me dice N., ‘como los pájaros
cuando se derriten los polos’,
porque sufrí una caída mientras
intentaba subir por un callejón
y mi cuerpo quedó dislocado,
listo para no dejar de caer.
Es cierto, pierdo mi brújula,
dejo de hibernar en forma prematura
o doy frutos fuera de estación,
esto lo debí cantar en primavera,
pierdo mi norte,
las cosas caen por su propio peso,
del verbo ‘cadere’ (caer o suceder),
similar al verbo ‘caedere’ (matar
o hacer morir),
la caída en el Génesis
es lo que nos priva de un lugar seguro,
reptar, arrastrarse sobre el propio vientre,
tentarse y sufrir el castigo
o tomar conciencia de la desnudez,
solo lo prohibido
nos alienta a continuar
o hace lugar al deseo
y cada uno pone un precio
a la medida de su trasgresión.
Decenas de pájaros colisionan cada día
contra los cristales de los edificios.
(8/8/22)